En el mundo andino, la enfermedad es vista como un desequilibrio de energía. Foto: Cortesía / Sandra León
En la medicina tradicional, la limpia sirve para armonizar los espacios de experiencia de cada persona. Sandra León, terapeuta y especialista en medicina andina, indica que los seres humanos son, principalmente, energía con una experiencia física o material. En la cosmovisión andina se lo conoce como Sami.
Las limpias forman parte de la medicina tradicional andina como un principio de inicio para que cualquier tipo de tratamiento sea efectivo. Sandra, quien organizó un taller denominado ‘La Verdad sobre las Limpias’, indica que cuando se habla de armonizar, se refiere a equilibrar los tres mundos de un ser, tal cual como sucede en el Universo.
Estos tres mundos son: Hanan Pacha (mundo de arriba), Kay Pacha (mundo del medio) y el Uku Pach (mundo de abajo o la transformación).
Según explica, hay diferentes áreas de salud que reconocen la efectividad de un buen ejercicio en la práctica de la medicina tradicional.
Sandra León, quien ganó un concurso de medicina tradicional Andina en el Ministerio de Patrimonio y Cultura, asegura que los médicos alópatas lo consideran una terapia alternativa, cuando, en realidad, puede constituirse en un tratamiento principal.
La especialista considera que esta práctica que forma parte del mundo andino necesita más apoyo científico.
Según una investigación desarrollada por la Universidad de Cuenca sobre los saberes ancestrales, el proceso salud-enfermedad se concibe desde el paradigma del equilibrio y el bienestar y se manifiesta en todo el proceso: desde la concepción de las enfermedades (patologías), el diagnóstico y el tratamiento con las plantas y las limpias en un sistema abierto que permite la coexistencia con la medicina occidental.
León indica que los saberes ancestrales constituyen parte del patrimonio cultural e intelectual de los pueblos. Por esta razón, sus experiencias y prácticas constituyen un sistema de conocimiento generado de manea local, al interior de la comunidad, desarrollado a lo largo de muchas generaciones.
Por otro lado, en el mundo andino, la enfermedad, malestar o llaki kawsay, es considerado un desequilibrio de energía que resulta de una desarmonía entre el individuo, la sociedad y el cosmos; o entre los tres mundos de la naturaleza.
En la actualidad, el Ministerio de Salud obliga a estos terapeutas a tener un título o el reconocimiento como yachaks, mamas o taitas practicantes de los saberes ancestrales.
Incluso están reconocidos por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senecyt). Antes obtenían un título en medicina andina y ahora, en cambio, estos especialistas son reconocidos como terapeutas andinos.
Una tesis de maestría en salud con enfoque de ecosistemas titulada ‘Investigación de plantas medicinales de chuya kawsay en Quilloac’ también analiza el principio de correspondencia y complementariedad, sobre todo, al considerar plantas cálidas y frescas para trastornos por frío y calor.
De igual manera, señala elementos de la cosmovisión como la Pachamama, Pacha o tiempo espacio, la chacra, la chakana. Es un creciente interés por los conocimientos ancestrales para atender el bienestar individual y colectivo.
Para Sandra León, cada vez es más necesario para las comunidades seguir en el camino de la investigación científica, de la riqueza cultural en salud, así como poner énfasis en el respeto y difusión de los saberes de los pueblos originarios.
Para profundizar más en este saber andino, esta terapeuta, quien también estuvo en Perú y Bolivia, siguió un curso de Física y desarrolló un método llamado Neuroconciencias, el cual busca respuestas también en el cerebro humano.