El 13 de mayo, la huelga general sacó a cientos de miles de estudiantes y trabajadores a las calles de París. Foto: AFP
Un año antes de la revuelta de Mayo del 68 la primera edición de ‘La sociedad del espectáculo’, el libro escrito por el pensador Guy Debord, se convirtió en una de las lecturas más populares de los universitarios parisinos, entre ellos los de la Universidad de Nanterre, más conocidos con el mote de los ‘enragés’ (enfurecidos).
Una de las razones por las que el libro de Debord, un clásico del pensamiento de Occidente del siglo XX, avivó la revuelta de Mayo del 68 fue la tesis de que la espectacularidad había inoculado a la sociedad moderna, alejándola de la posibilidad de experimentar la vida de forma directa y regulando la circulación de los cuerpos y de las ideas.
Debord era parte de los Situacionistas, un puñado de pensadores, sobre todo franceses, que se sumaron a las manifestaciones de los ‘enragés’ después de que el rector de la Universidad de Nanterre ordenó cerrar la institución y abrir un expediente contra Daniel Cohn-Bendit, uno de los líderes de la revuelta.
Veinte años después de su primera edición, Debord publicó un libro que tituló ‘Comentarios a la sociedad del espectáculo’, donde habla sobre los problemas de lo espectacular ‘concentrado’ haciendo referencia a la creciente priorización de la ideología del Estado totalitario como verdad.
Posterior a la revuelta de Mayo del 68 se han publicado decenas de libros que tratan de explicar los sucesos ocurridos en París durante ese año, desde la visión de los protagonistas, como sucede en ‘La rebelión del 68’ de Cohn-Bendit y Rüdiger Dammann, hasta otros que lo analizan desde la distancia que solo puede dar el paso del tiempo, como ‘1968, el nacimiento de un mundo nuevo’, de Ramón González Férriz, publicado el año pasado.
En esta publicación, el periodista español reflexiona sobre por qué esta revuelta sigue siendo un referente mítico para la sociedad actual. También saca a colación que muchos de los que hicieron la revuelta han estado por décadas en el poder político y cultural.
Quizá uno de los méritos de esta obra es el recordatorio a los nuevos lectores que los levantamientos y protestas ciudadanas durante ese año tuvieron eco a escala mundial, desde España, Polonia y Checoslovaquia pasando por Estados Unidos y México, donde fueron asesinados decenas de jóvenes universitarios.