Libros en braille, un formato que se publica poco en el país

Esta serie de libros fue impresa en formato braille y macrotipo, en una imprenta ubicada en Riobamba. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Esta serie de libros fue impresa en formato braille y macrotipo, en una imprenta ubicada en Riobamba. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Esta serie de libros fue impresa en formato braille y macrotipo, en una imprenta ubicada en Riobamba. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

Las yemas de sus dedos les sirven para descifrar los seis puntos que les permiten, a través de una serie de combinaciones, obtener las 64 variaciones de su alfabeto. Antes de la aparición de los programas informáticos, el sistema braille era la única forma en que las personas con discapacidad visual podían acceder a la lectura.

En el país, la producción de libros en braille ha sido históricamente escasa. Así lo confirma un reporte de la Cámara Ecuatoriana del Libro, en el que solo aparecen 10 títulos publicados en este formato durante el último lustro.

Eric Caicedo
tiene 28 años. Él es una de las 300 000 personas que vive con discapacidad visual en el país. Hurgando en su memoria, este comunicador social no logra recordar más de dos títulos de libros en sistema braille que haya leído durante sus años de infancia y adolescencia.

Uno de esos libros lleva por título ‘Analú’ y reúne una serie de fábulas infantiles. El otro es ‘Jerónimo’, un libro escrito por Rosalía Arteaga que cuenta la historia de su hijo con síndrome de Down.“El acceso a este tipo de publicaciones -dice- siempre ha sido limitado. No es fácil encontrar libros traducidos al sistema braille”.

Caicedo, que mantiene un programa infantil en Radio María, se sorprendió cuando, hace unos días, la escritora Leonor Bravo le envió los ejemplares de un puñado de libros infantiles de autores ecuatorianos traducidos al sistema braille. Todavía no ha tenido tiempo de leerlos pero cree que la iniciativa ayudará a que las nuevas generaciones tengan el contacto con la literatura ecuatoriana que él no tuvo cuando era niño.

La serie de libros que llegaron a las manos de Caicedo fueron publicados por el Plan Nacional del Libro y la Lectura José de la Cuadra. Son cinco libros: ‘Los cuentos de la tía Rosita’, de Jorge Dávila Vásquez; ‘La mariposa azul’ de Soledad Córdova; ‘La promesa’ de Ana Carlota Jaramillo; ‘La camisa bordada’ de Elsa María Crespo; y ‘Siento que soy pájaro’ de Liset Lantigua González.

Julio Salcedo, vicepresidente de la Federación Nacional de Ciegos del Ecuador, fue una de las personas que estuvo presente en el lanzamiento de esta colección. Al igual que Caicedo, coincide en que históricamente las personas con discapacidad visual han tenido poco acceso a libros en sistema braille. “La mayoría de libros siempre han llegado de países como España, Uruguay o Argentina. Los pocos que son publicados en el país se imprimen en la imprenta que existe en Riobamba. Esa producción siempre ha estado orientada más a las revistas y folletos”, sostiene.

La serie publicada por el Plan del Libro y la Lectura no solo servirá para el fomento de la lectura en los niños y jóvenes con una discapacidad visual total, sino para los que tienen problemas de visión, porque también fueron editados en macrotipo, un tamaño de letra más grande del que se usa normalmente.

Raúl Pérez Torres, ministro de Cultura y Patrimonio, confirma que de cada libro se imprimió 1 022 ejemplares y que los 5 110 ejemplares que se imprimieron en total serán repartidos en los 73 centros de apoyo educativo especializado que existen en el país, en las bibliotecas públicas, en las instituciones filiales de la Federación Nacional de Ciegos del Ecuador y en los 20 Tambos de Lectura que al momento existen en territorio nacional.

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