Las lesiones son parte de la práctica de los bailarines

Fascitis
plantar.

Fascitis
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La música sonaba desde los parlantes y el aplauso de un círculo de personas marcaba el ritmo del hip hop. El bailarín, o ‘B-Boy’, buscaba impresionar a sus pares y curiosos con un movimiento acrobático. Ya había realizado otros como antesala de el que sería el toque final en una demostración perfecta. Era hora de un ‘coin drop’.

Entonces, en cuestión de milisegundos, lanzó su cuerpo al piso apoyado en su mano izquierda mientras sus extremidades daban impulso a un giro que haberlo puesto a rotar sobre su espalda y reintegrarlo con la otra mano a una posición vertical. Eso no pasó esa vez. Algo salió mal y el acróbata se dio un rodillazo. Su nariz acababa de fracturarse.

Eso le pasó a ‘B-Boy’ Shak del ‘crew’ de breakdance Monos Espaciales en la peor lesión que ha tenido mientras practicaba su arte. Y es que sufrir algún tipo de herida mientras se aplican a los bailes acrobáticos o de alto contacto es parte del currículum de cualquiera de sus practicantes.

De hecho, según un estudio publicado por el investigador deportivo Brian Hamill, bailes como el breakdance tienen una posibilidad de lesión de 0,49 veces en 100 horas de entrenamiento, resultado comparable con deportes como el atletismo -aunque muy distante de las 6,20 veces que arroja el fútbol-.

El fisioterapista James Peterson confirma que practicar breakdance, salsa de competencia, danza contemporánea o incluso el ‘headbang’ (sacudir la cabeza) del rock, pueden provocar lesiones al igual que un deporte. “Nadie está exento.

Pero (se puede prevenir) con preparación, calentamiento, estiramiento y una buena alimentación”, asegura el especialista, quien a su vez recuerda que hay casos -como el del fan alemán de Motorhead que sufrió una hemorragia cerebral la semana pasada por años de ‘headbang’- que simplemente son excepcionales.

Es decir, si se exige al cuerpo movimientos que requieren mucha tensión muscular y ósea, los órganos deben recibir también elementos extra: multivitamínicos como vitamina C, magnesio y colágeno que ayudan a la regeneración de tejidos y a la elasticidad de los mismos.

Sin embargo, incluso bajo estas medidas, las lesiones se hacen presentes debido a errores involuntarios, muchas veces propios del aprendizaje. Willie Tamayo, bailarín profesional de salsa, recuerda que en una competencia al realizar un paso en el que debía pasar a su pareja a través del cuello mientras él bajaba la espalda, hubo un error de coordinación que le valió un esguince de espalda.

“Tuve que descansar y dejar de bailar tres meses para que se desinflamaran los músculos”, recuerda.  Aquella es la recomendación básica en afecciones comunes como inflamaciones o torceduras. No obstante, hay dolores que alertan de lesiones más serias y que precisan el diagnóstico de un especialista.

Aunque las fracturas, fisuras, dislocaciones, tendinitis, hernias, esguinces y luxaciones puedan presentarse, las lesiones se merman con rutinas de calentamiento y el autoconocimiento para saber los límites y la fuerza de cada cuerpo.

Inflamación en la cadera. Por sobrecarga de la cadera al prepararse para giros hacia la derecha.

Distensión de ligamentos. Por el movimiento constante de doblar y estirar las piernas transfiriendo peso de un lado a otro.

Fascitis plantar. Esta lesión de los tejidos que van del pie al talón se da por bailar en superficies duras o por el calzado inadecuado.

Fractura ‘de bailarina’. Se produce comúnmente cuando se aterriza de un salto con el pie invertido.

Dislocación de rodilla. Ocurre debido a cambios bruscos de dirección al aterrizar o al recibir un golpe por caída.

Hernia de disco. Producida por caídas fuertes o por el estiramiento sobrecargado de la región lumbar.

Fracturas. Las caídas por falta de balance o fuerza resultan en fisuras y fracturas en los dedos o en dislocación de la muñeca.

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