Diana Quinde admira los personajes ancestrales elaborados con legos. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Los indígenas salasakas, chibuelos, tsáchilas, cañaris y otavaleños, así como la chola cuencana, el bocinero, los danzantes de Corpus Cristi, el curiquingue, el pingullero y el diablo huma forman parte de la muestra denominada ‘Neo Builders Andinos’ (Nuevos Constructores Andinos).
Esta exposición del artista ambateño Noé Mayorga estará abierta hasta el 31 de este mes, en la Bienal de Cuenca. “Tiene un concepto singular, porque los personajes fueron construidos con legos, que son los bloques de plástico mundialmente conocidos”, dice el curador, Cristóbal Zapata, quien es director de la Bienal.
Además, se exponen 13 pinturas de Mayorga. Entre otras están la pareja chibuleo, el levantamiento indígena, los guerreros waorani, la limpia, el cañari, la chola cuencana, el salasaka y el chamán tsáchila.
Según Zapata, a través de sus óleos el autor evoca pinturas de paisajistas americanos y europeos del siglo XIX. En este caso, los personajes están pintados como figuras de lego, que sirven para confeccionar representaciones de indígenas de la Sierra y de la Amazonía, en distintos momentos, con sus atuendos típicos, herramientas de trabajo o instrumentos ceremoniales.
Para Zapata, Mayorga “pervierte los usos preestablecidos del lego y su esteriotipado repertorio de modelos, del mismo modo que sabotea los códigos estéticos e ideológicos del paisaje romántico, insertando en primer plano personajes nativos, usando las imágenes de los legos”.
La muestra, que está abierta desde el 21 de diciembre, agrupa a los personajes en función de la minga, agrega Zapata. “No hay aquí una mera nostalgia de las tradiciones amenazadas o perdidas, sino un levantamiento simbólico, una parada destinada a construir identidad y futuro”, expresa.
La intención de la Bienal es que este trabajo sea visitado por los centros educativos. Según Zapata, nos planteamos dar espacio a las provincias que han estado en la periferia del arte.
Él destaca que el trabajo de Mayorga logra una recuperación cívica, estética y antropológica de las fiestas populares y ancestrales, como la Diablada de Píllaro y otras, “que son la cantera de estos personajes”.
¿Por qué un lego? Según Zapata, porque es un lenguaje universal y familiar. Además, tiene la capacidad para generar un vínculo instantáneo y producir una sensación extraña, porque -en este caso- muestra un personaje no establecido.