A la izquierda, la modelo viste un sombrero Maqui, una shigra Olga Fisch y accesorios de tagua. La modelo de la derecha luce un poncho WANÜ y collares de porcelana antigua. Foto: Armando Prado / El Comercio
El mundo cambió la mirada con la que se ve a Latinoamérica. El acercamiento a lo exótico o naif se esfuma, pues se empezó a crear una tendencia de consumo de los productos latinoamericanos. La riqueza cultural de esta parte del planeta resulta provocativa.
Paola Delgado, publicista, explica que a nivel regional se dieron cambios socioeconómicos y culturales, que provocaron que los latinoamericanos empiecen a valorar lo producido aquí. Las marcas país empezaron a promover el turismo de formas creativas: promocionando más que los paisajes; con el lanzamiento de campañas que invitan a “consumir lo nuestro”; con la toma de los espacios públicos y con la revalorización de las tradiciones. Con ello se creó una necesidad de consumo por lo latinoamericano que ahora se expresa a nivel mundial.
Fotografías de moda del peruano Mario Testino, con inspiración en las culturas indígenas de su país; marcas como American Outfitters, con colecciones en las que se usan patrones que se encuentran en los mercados artesanales; platos con quinua o amaranto en restaurantes lujosos… En el extranjero estas posibilidades son cada vez más comunes. El latinoamericano se vio reflejado afuera y también cambió la mirada. En donde se veía artesanía, ahora se proyectan propuestas contemporáneas, en las que la innovación, el diseño y el marketing juegan un papel determinante.
En el Ecuador surgieron emprendimientos como Dominga -que elabora blusas modernas con bordados de Zuleta-, Metier- una marca de sombreros de paja toquilla con diseño-, o colecciones como ‘Ecuador’, de BO EM Atelier -que usa bordados y tejidos tradicionales en prendas en las que se fusiona el corte sastre y lo bohemio-. En lo gastronómico también se vio la explosión a escala internacional de marcas como la de chocolate Pacari o la de guayusa Runa.
Todas estas propuestas tienen un enfoque contemporáneo no folclórico. El desarrollo ha sido paulatino, pero importante para crear una conciencia sobre el valor de las tradiciones. Así lo expresa Bernarda Polanco, del departamento de marketing y diseño de Olga Fisch. Durante más de 60 años, esta firma ha trabajado con cuatro generaciones de 140 artesanos que elaboran productos de decoración interior, indumentaria, accesorios y otros. La revalorización anima a las nuevas generaciones a continuar con el legado; ven que puede ser un negocio rentable y, ahora, no visto como algo inferior. Más bien se demanda especialización y propuestas que encajen en el mundo contemporáneo y que se puedan usar en la cotidianidad.
Carla López, directora creativa de la marca ecuatoriana desarrollada en EE.UU., Navalo Shoes, explica que otro factor que contribuyó al ‘Latin Libation’ es la llegada de Barack Obama a la presidencia de EE.UU. con la mayoría de votos latinos. Esto provocó que las industrias se enfoquen en este público, que ya no es minoría. El resto de grupos étnicos recibió esta información y surgió la necesidad de conocer qué más tenía Latinoamérica por ofrecer, creándose un público -exigente- que cierra el círculo de esta tendencia.