Daniel Arcos, José Ron, Alexis Masanche, Samuel Llantuy, Mathías Silva, Daniel Darquea y Jorge Landázuri son los miembros de Swat. Foto: Vicente Costales / El Comercio
En Cumandá Parque Urbano, en Quito, donde cientos de personas llegaban y partían a diario hasta el cierre de la terminal interprovincial de buses en 2009, siete chicos sueñan con viajar a Corea del Sur para participar en el Changwon K-Pop World Festival. El grupo de baile se llama Swat y a inicios de este junio probó ser el mejor equipo de baile de pop coreano de Ecuador.
Jorge Luis Landázuri es el líder y con 26 años es el mayor de la agrupación. Aunque estudió ballet clásico en el Colegio de Artes Metrodanza, ahora se dedica al baile de música pop coreana.
Todo empezó, cuenta, en el 2008, cuando las recomendaciones de YouTube le llevaron a ver videoclips de bandas de K-Pop como Shinee, Big Bang o 2pm. “Hay un gran shock cultural, porque todo es diferente a lo que estamos acostumbrados en Latinoamérica”, dice.
Esta es, poco más o poco menos, la historia de cómo los fanáticos del pop coreano en este lado del mundo se enganchan por primera vez con este género musical. En Ecuador se calcula que hay unos 110 000 jóvenes seguidores de esta cultura, de acuerdo a Lee Young-keun, embajador de Corea del Sur en Ecuador.
Estos números han sido importantes para que la Embajada de Corea del Sur en Ecuador realice eventos enfocados en esta comunidad. Uno de ellos es el K-Pop World Festival, concurso de baile y pop coreano que en su quinta edición tuvo a Swat como campeón.
El equipo se conformó hace un año junto a José Ron, Samuel Llantuy, Daniel Darquea, Mathías Silva, Alexis Masanche y Daniel Arcos, además de Landázuri.
Ron y Llantuy también estudiaron en el Colegio de Artes Metrodanza, así que bailan junto a Landázuri desde hace cerca de una década, aunque solo desde hace seis años hacen coreografías de K-Pop.
A Darquea le cautivaron las coreografías y la apariencia de los ‘idols’ (como son conocidos los artistas coreanos). Sin embargo, tuvo que esperar a finalizar el colegio para dedicarse al baile, ya que no contó con el apoyo de sus padres. Silva, el más joven del grupo con 16 años, empezó a bailar en solitario y después se unió a Swat. Masanche y Arcos, fueron parte de otros equipos antes de que se conforme Swat. Ambos ya entrenaban en Cumandá.
De hecho, el espacio común para los equipos de baile K-Pop y de otros géneros es este parque del centro de la ciudad. Allí ensayan, los fines de semana y feriados, unos 20 grupos, en dos salas. “A veces el espacio es muy poco, pero lastimosamente no hay lugares que nos permitan bailar”, da a conocer Landázuri.
Explica que en la Casa de la Cultura los equipos de baile de diferentes estilos también se reunían libremente a entrenar, pues en los pasillos del edificio Demetrio Aguilera Malta había espejos, indispensables para esta disciplina. Sin embargo, después de la celebración de Hábitat III, que tuvo a Quito como sede en octubre de 2016, se limitó el acceso a grupos independientes.
A pesar de las incomodidades que representa compartir una sala y un espejo, Swat trabaja en su nueva meta: representar a Ecuador en el Changwon K-Pop World Festival, el mundial de los equipos que hacen ‘covers’ de canto y baile de pop coreano. En las clasificaciones preliminares participan más de 90 países, pero solo 12 equipos llegan al torneo, que se realiza entre septiembre y octubre de cada año.
Los jóvenes quiteños esperan “matar a los jurados son su asombrosa gracia”, lo que quieren decir las iniciales de Swat en inglés (‘Slaying with amazing grace’), y convertirse por primera vez en un equipo ecuatoriano en llegar a la ciudad de Changwon.