La influencia de Kiss va más allá del maquillaje

Gene Simmons (izq.) y Paul Stanley, de la legendaria banda Kiss, en un concierto en Buenos Aires, Argentina, en 2009. Foto: Archivo AFP.

Pese a que no fueron precisamente los primeros en poner la imagen en un plano de igual o mayor importancia que la música (recordemos que Screamin’ Jay Hawkins y Arthur Brown lo hicieron ya en los 60), sus disfraces sí marcaron la pauta para lo que ha venido después.
Si Kiss hubiera cedido a la presión de su disquera de eliminar su maquillaje, muy probablemente todas las bandas que ocultan u ocultaron sus identidades detrás de máscaras o pintura no habrían existido –o serían muy diferentes-.
Bandas como Misfits (punk), Twisted Sister (glam), King Diamond (metal), Marilyn Manson (industrial), Insane Clown Posee (rap), Lady Gaga (pop) o incluso Deadmau5 (EDM) no habrían exaltado la imaginación detrás de su otra piel.
Kiss perfeccionó ese concepto del músico personaje. Es la identidad y el misterio detrás de esta; algo que ellos mismos se encargaron de romper en los 80, cuando dieron a conocer sus rostros reales. Sin embargo, la semilla había sido sembrada.
Ahora bien, Kiss no solo impactó a aquellas agrupaciones o artistas que posteriormente desarrollaron esta suerte de figuras de acción con talentos vocales e instrumentales. También lo hizo con aquellos de imagen menos producida.
Muchos se preguntarán qué tienen en común Garth Brooks, Pearl Jam, Pantera, Julian Lennon o Lenny Kravitz. Pues todos ellos han admitido su amor por los enmascarados.