Las críticas e insultos entre los miembros originales han añadido polémica al turbulento mundo del grupo y su propuesta. Foto: MCT.
Kiss nunca gustó a los críticos de música. Pese a que el grupo ha logrado mantener una carrera de cuatro décadas, de vender más de 100 millones de discos y de tener 28 discos de oro más 13 de platino, hasta el día de hoy la credibilidad de la banda se pone en duda desde quienes descartan su relevancia.
Desde los setenta, su crítico más acérrimo ha sido el periodista estadounidense Dave Marsh, quien es miembro clave del comité de nominaciones del Salón de la Fama del Rock and Roll. De hecho, él ha confesado ser el vocero más entusiasta detrás de la decisión de ignorar a la banda como candidato al Salón por más de 15 años.
Pese a que la banda finalmente fue aceptada el año pasado, Marsh hizo públicas las razones para desestimar tal logro. “Kiss ha tenido la extraordinaria aptitud de adoptar cada cliché en la historia del hard rock y una completa ausencia de habilidad para crear algún indicio de uno nuevo”, dijo en Rock and Rap Confidential.
La extensa nota reconocía que Kiss fue influencia de varios actos que llegaron después pero concluía categóricamente que “ellos no han añadido ni el más ligero valor al rock, por lo cual no son particularmente grandes vendedores de discos. Hasta ahora, de una forma u otra, el Salón ha evitado honrar a la música en su concepción más mercantil y superficial”.
Quizás hoy en día este tipo de notas sean más difíciles de encontrar que en los setenta. Cuando el grupo empezó, la crítica especializada no los tomaba en serio y varias veces se refirieron a ellos como “una broma” o los ignoraban como lo hizo durante décadas la Rolling Stone. Pero tales críticas no iban a tono con la creciente popularidad del grupo.
Tanto así que el nacimiento de la Kiss Army se estableció luego de que dos fans del grupo, Bill Starkey y Jay Evans, recibieran la negativa de varias radios cuando solicitaban música del grupo en 1975. Los muchachos, identificados como presidente y vicepresidente de la Kiss Army, hacían llegar cartas amenazando a las estaciones, incluso con detonar bombas, si no ponían la música de los enmascarados.
Eventualmente eso no pasó a mayores y su armada reclutó tal cantidad de gente que se convirtió en el club de fans oficial del grupo. Esto no hizo más que desleír su relación con los medios y estrechar sus lazos con sus seguidores. Pero la mala reputación del grupo no solo tuvo eco desde los especialistas. Incluso algunos de sus colegas contemporáneos los hacía de menos.
Cuando en el 2012 Steven Tyler, vocalista de Aerosmith, se refirió a Kiss como “una banda de cómics”, el baterista fundador del grupo, Peter Cris, lamentó las declaraciones y recordó –en una intervención recogida por la radio neoyorquina Q104.3– que cuando ambas bandas hicieron giras el único miembro de Aerosmith que los consideraba como “payasos” era el guitarrista Joe Perry.
Aparte, el propio Ace Frehley ha criticado recientemente las cualidades vocales de sus excompañeros: “Sus voces no son lo que eran antes. No quiero decir de quién hablo pero ustedes saben”, dijo.