En lengua nativa y con sonidos tradicionales, estos artistas encuentran otras formas de tocar la música nacional.
Cuando empezó a grabar los primeros ‘covers’ de sus canciones favoritas, Renata Flores no tenía en mente que su música traspasaría las montañas del Perú andino. Ahora, ella se ha convertido en uno de los rostros visibles de una tendencia que, en su país natal, se ha denominado q-pop o música pop en quechua.
A diferencia de ritmos como el vallenato, la cumbia o el reguetón, el q-pop mantiene esa esencia andina en su ADN. Y respecto de los prejuicios regionales en contra de los cánticos en kichwa o de los sonidos autóctonos, este tipo de música encuentra, en esas sonoridades, la herramienta para llevar las tonadas andinas hacia otro momento musical.
Eso era lo que, precisamente, tenía en cuenta Renata cuando empezó a cantar temas del pop mundial en quechua. Con The House of the Rising Sun, el primer video de su canal de YouTube, empezó un camino que la llevaría a encontrarse con un público que estaba ávido de escuchar sus temas favoritos en una lengua nativa.
Y es que esa búsqueda de nuevas experiencias sonoras es lo que impulsa a este movimiento regional que va tras los sonidos autóctonos para hacer música que, con una base de rock, pop o electrónica, encuentra nuevas formas de comunicar la ancestralidad sonora de nuestros pueblos. Tal es el caso del quiteño Atahualpa Díaz, cuyo proyecto musical se inspira en los Andes equinocciales.
‘Sonora Post Digital’ es el nombre del álbum que Díaz, cuyo nombre artístico es Ataw Allpa, trabajó con DJ Nirso y que fue publicado en SoundCloud hace unas semanas. En este trabajo, él ha tomado sonidos que van desde los Andes hasta la Amazonía, para crear un conjunto sonoro con identidad regional.
En su álbum se escuchan las montañas, los parajes selváticos, la comunidad andina. Y eso es lo que él quería transmitir. Para él, no se trata de hacer música que apele al sentimentalismo nacionalista, sino rescatar esos sonidos que forman parte de nuestro pasado sonoro para ponerlos en un nuevo formato y darles otra plataforma de exposición.
Algo similar fue la experiencia del músico Marco Pinteiro, quien en este año realizó el lanzamiento del álbum ‘Andes Machine’ en Band Camp. Él trabajó con un grupo de músicos otavaleños que querían salirse de los parámetros tradicionales de la música andina y construir una propuesta que, partiendo de lo nacional, se proyectara internacionalmente a través de la electrónica.
Con los músicos de Peguche, Pinteiro creó el proyecto de Andes Machine, el cual ahora suena como su nombre lo dice: a los Andes. En sus temas se sienten fiestas como el Inti Raymi, pero también suenan los ‘beats’ característicos de la música electrónica. Es una fusión que elimina las fronteras nacionalistas, para llevar a los ritmos tradicionales hacia otro momento.
¿Pero es una moda pasajera o un movimiento que va hacia la perpetuidad? Frente a esta pregunta, los tres músicos tienen clara una cosa: la música pop y electrónica necesitaba estos sonidos kichwas-quechuas para renovar su propuesta. Como dice Díaz, no se trata de apelar a esos sentimientos sonoros tradicionales, sino que un sanjuanito o una yumbada encuentren otras plataformas de exposición para un público que no conoce los sonidos del Ecuador, pero que puede identificarse con ellos.