¿Jubilar al Stradivarius? Los violines nuevos suenan mejor, dice estudio

Los violines Stradivarius se fabricaron entre los siglos XVII y XVIII y hoy en día usualmente son vendidos o subastados en millones de dólares. Foto: Wikimedia

Los violines Stradivarius se fabricaron entre los siglos XVII y XVIII y hoy en día usualmente son vendidos o subastados en millones de dólares. Foto: Wikimedia

Los violines Stradivarius se fabricaron entre los siglos XVII y XVIII y hoy en día usualmente son vendidos o subastados en millones de dólares. Foto: Wikimedia

A pesar de la enorme reputación de viejos violines de maestros italianos como Antonio Stradivari, oyentes con los ojos vendados en salas de conciertos en Nueva York y París dicen que prefieren el sonido de instrumentos más nuevos.

El último episodio del eterno debate sobre los mejores sonidos en los violines salió este lunes 8 de mayo del 2017 en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, una publicación estadounidense revisada por pares de ese ámbito.

“Debido a que los viejos instrumentos italianos tienen ahora un precio fuera del alcance de la gran mayoría de los músicos que tocan violín, parece importante tener que probar la suposición fundamental de su superioridad tonal”, dijo el estudio, dirigido por Claudia Fritz, investigadora del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia.

Los violines Stradivarius se fabricaron entre los siglos XVII y XVIII y hoy en día usualmente son vendidos o subastados en millones de dólares.

Muchos expertos sostienen que estos violines poseen la curiosa capacidad de sonar un poco más bajo al oído de quienes los tocan, pero proyectando el sonido más lejos y mejor en una sala de conciertos que los modelos más recientes.

Por ello, los investigadores pidieron a oyentes musicalmente versados comparar tres violines Stradivarius con tres modelos más recientes, basados en el sonido de su preferencia y su proyección.

Una prueba se llevó a cabo en una sala de conciertos de 300 asientos cerca de París, con 55 espectadores. El segundo involucró a 82 oyentes en un salón de 860 butacas en Nueva York.

Los instrumentos fueron tocados detrás de una pantalla por solistas con los ojos vendados, a veces con una orquesta, a veces sin ese acompañamiento.

Tanto los ejecutantes como los oyentes fueron “incapaces de distinguir consistentemente los violines nuevos de los viejos”, agregó.

“Independientemente de la experiencia musical, los oyentes prefirieron los violines nuevos frente a los antiguos y encontraron que los nuevos violines proyectaban un sonido mejor que los antiguos”, concluyó el estudio.

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