Las marcas Orafe, de Carolina López, y Andrea Tello internacionalizaron sus propuestas con diseño local. Fotos: cortesía.
La identidad es uno de los ingredientes que las diseñadoras Carolina López, con su marca Orafe, y Andrea Tello le ponen a sus marcas para que se distingan en los mercados internacionales. Ambas lanzaron sus colecciones más recientes en diciembre del 2019.
Eriza es la nueva colección de Orafe, en la que su diseñadora quiso plasmar las raíces del Ecuador usando materiales autóctonos como la tagua y la paja toquilla. Además, una de las técnicas que usa es la filigrana, reconocida tradicionalmente entre los artesanos de Azuay.
Lo local se fusionó con las nuevas tendencias en moda y en joyería. El objetivo es, cuenta López, crear piezas únicas, que sean apreciadas tanto en Ecuador como en los mercados internacionales, en donde está incursionando desde el año anterior.
Eriza. Es la última colección de la marca Orafe. Cuenta con tejidos de paja toquilla, realizados en Montecristi, y piezas de tagua, elaboradas por artesanos en Riobamba. Además, la diseñadora de esta marca también apostó por una técnica tradicional: la filigrana. Las joyas son de plata, bañadas en oro de 24 kilates. El dorado, que fue desplazado por el plateado por mucho tiempo, está de regreso en la joyería contemporánea. Fotos: cortesía.
Una de esas tendencias justamente es la cultura latinoamericana. En el último lustro, el mundo ha regresado a ver lo que se hace en esta parte del mundo y, al mismo tiempo, los creativos están aprovechando este interés para darse a conocer.
“Las cosas diferentes, coloridas y grandes están muy de moda a nivel mundial”, dice la diseñadora. Lo llamativo también se hace eco de otra tendencia, la ochentera, que ha sido adoptada tanto por diseñadores internacionales y ‘fashionistas’ reconocidos. Orafe tiene una tienda ubicada en el norte de Quito.
Insignia, por otro lado, es la nueva propuesta de la diseñadora Andrea Tello. “Es una recopilación de todos los viajes que he realizado por 16 años, sin perder mi apego por la filigrana”, relata.
Tello trabaja con artesanos ubicados a las afueras de Cuenca, que han sido capacitados por la marca. Este es un esfuerzo por ofrecer fuentes de trabajo y evitar la migración, proceso que ha marcado a la provincia del Azuay. “Mi idea es que ellos tengan un oficio y que vayan creciendo”, expresa.
Insignia. En esta colección, se fusionan los conceptos andinos con lo contemporáneo. Las hojas están muy presentes. Aunque la filigrana es un proceso artesanal, el acabado de cada pieza está adaptado para el gusto moderno internacional, al que provee Tello. Las joyas son de plata y de gran formato. También hay piezas en tres dimensiones. Una de las características de los diseños de Tello es que los aretes suelen ser pegados a las orejas, no colgantes. Foto: cortesía.
Si bien la filigrana es un delicado proceso artesanal, para esta colección Tello quiso romper los esquemas alrededor de esta técnica y, de esta manera, crear piezas grandes y contemporáneas.
La marca cuenta con una tienda en Dallas, Estados Unidos. Además, participa en ferias y tiendas temporales en países europeos, Nueva Zelanda, China , entre otros. En Ecuador, cuenta con una tienda en el aeropuerto de Cuenca y realiza ‘pop ups’ en la boutique Ópalo, en Quito.