No se atrevía a lucir una minifalda desde hace ocho años. Entonces, Diana Armijos, de 28 años, fue intervenida por un tumor en la tibia izquierda que la obligó a usar una prótesis.
Se animó a colocarse un vestido alto solo cuando conoció que iba a desarrollarse un certamen de belleza inclusivo. El Bionic Fashion Day, que es organizado desde el 2013 por la Fundación Jóvenes Contra el Cáncer, de Ecuador.
Ahí confluyeron 26 modelos con algún tipo de discapacidad o cáncer. 10 de Ecuador, como José Valdivieso, de 16 años, quien desfiló en Quito por primera vez. El resto fue de Venezuela, Argentina y también de Colombia.
Los aplausos, las sonrisas, los flashes de las fotos en el día del desfile hicieron que Diana se viera y se sintiera ella misma distinta, más linda.
Se dio cuenta que el esfuerzo y el cansancio que realizó durante los ensayos previos al acto fueron valorados. Y que, además, los límites de las personas solo están en la mente.
Reconocer ese factor es fundamental para el psicólogo Diego Córdova. Así no solo se eliminan los tabúes en torno a las personas con discapacidad y la moda que hay en la sociedad, sino que la difusión de esas actividades permiten que más personas se involucren y se contribuya con su desarrollo y realización personal.
Para Diana Armijos, la experiencia fue sobrecogedora. Le permitió romper con ese miedo a mostrar su cuerpo, a probarse la ropa ceñida y disfrutar tras bambalinas.
Julexi Chevez, de 16 años, es la virreina del cantón Buena Fe, en Los Ríos.
A sentirse como una reina y ser parte de un corte de honor que crece en cada provincia. En el cantón Buena Fe (Los Ríos), por ejemplo, Julexi Chevez fue elegida virreina del cantón y reina de Corazón, a sus 16 años. El día de la premiación deslumbró al público con un vestido rojo que resaltaba su figura y dejaba a la vista la prótesis que usa desde que fue intervenida por un cáncer a los huesos, en el 2012.
Y en La Maná (Cotopaxi), en cambio, Valeria Chusin se llevó a casa la banda de Reina del cantón del período 2014-2015. Fue posesionada el 17 de mayo pasado y el certamen fue el clímax de un anhelo que tuvo desde niña, casi cuando sus padres se enteraron que no podía escuchar.
Su sonrisa y carisma hicieron que el jurado la eligiera. No fue fácil llegar a ese sitial. Tuvo que romper con algunas barreras propias de este tipo de certámenes. Por ejemplo, seguir las coreografías, sin escuchar la música.
La práctica y el esfuerzo lograron que siguiera los movimientos de las concursantes con precisión. Además, no era habitual que las candidatas se presentaran con un traductor para contestar las preguntas del jurado en el concurso.
Pero ese tipo de cambios son positivos para la sociedad, como lo señala la socióloga Natalia Sierra. Permiten que la gente reconozca y valore lo diferente y eso amplía los derechos de las personas con discapacidad.
Aunque advierte que se debe evitar que los participantes y los concursantes sean reducidos al mercadeo.
Valeria Chusin, de 16 años, fue elegida Reina de La Maná, en Cotopaxi.
Para Diana, el certamen tuvo una connotación que superó la exposición a los medios de comunicación y las llamadas de felicitaciones. Fue una oportunidad para sentirse plena.
Cuando una persona debe enfrentar la pérdida de parte de su cuerpo o algún tipo de discapacidad -dice- es difícil recuperarse rápidamente.
“Se piensa que el mundo se termina”. Pero en realidad implica un cambio cuyo efecto dependerá de la forma en que sea asumido.
Lo aprendió en la Fundación de Jóvenes Contra el Cáncer que, precisamente, es un espacio para visibilizar a las personas con esa enfermedad y hacer que tengan una vida plena, sin miedos, sin prejuicios ni temor a hacer lo que se propongan. “Todo basado en el respeto”. Su director Gustavo Dávila lo reitera.
Para Diana, la pasarela ha sido solo el principio de sus alegrías. Luego vino algo mucho más grande.
Se convirtió en madre por primera vez y ahora espera
que su pequeña, de casi 1 año, pueda crecer para contarle la historia de la noche cuando su madre triunfó en el mundo
del modelaje.