El premio Nobel de Literatura Jean-Marie Gustave Le Clézio, durante la ponencia ‘Tradición y creatividad: las lecciones cervantinas’, en el VII Congreso Internacional de la Lengua Española, que celebra en San Juan, Puerto Rico. Foto: EFE
El escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio, Premio Nobel de Literatura, habla español con una soltura envidiable, sin embargo frente al público que asistió a la ponencia ‘Tradición y creatividad: las lecciones cervantinas’, la primera del VII Congreso Internacional de la Lengua Española, que celebra en San Juan, Puerto Rico, subrayó que su español es callejero y peculiar resultado de su corta estadía por México, Panamá y Colombia.
En su intervención, Le Clézio ponderó la universalidad del español y la universalidad de uno de sus escritores favoritos, Miguel de Cervantes. Un autor que definió como el máximo escritor de todos los tiempos y al que conoció a los siete años gracias a los ‘extraños’ gustos literarios de su bisabuelo, un magistrado que vivía en Islas Mauricio. Gracias a él, autor de ‘El africano’ conoció a Don Quijote y a Sancho Panza. “El Quijote es un libro que podría leer todos los días por el gusto de escuchar su música interna”.
De niño, Le Clézio se preguntaba por qué a su bisabuelo le había atraído una historia tan lejana y extraña a su entorno como ‘El Quijote’. La respuesta llegaría después de terminar de leer las 884 de una edición forrada con tela de color. Al final de aquella lectura descubrió que ‘El Quijote’ es un libro que abarca la vida en todos sus sentidos. ‘El libro de Cervantes -dijo- es una obra vigente, porque como hace 400 años el mundo sigue lleno de guerras e injusticias’.
Para Le Clézio, el personaje de El Quijote es el primer antihéroe de la literatura. Un retrato del hombre moderno quien junto a Sancho Panza forman la pareja de la cual es heredera la literatura moderna. “Los personajes que creó Cervantes tienen una visión cosmopolita y humanista difícil de superar”. El Premio Nobel agregó que estos personajes recuerdan que todavía se vive en un mundo donde no se acepta al distinto ni al diferente, un otro al que se aleja colocando grandes alambradas en el suelo.