Javier Pérez devela la lúdica de lo cotidiano

Javier Pérez ilustró un libro italiano con cuentos para niños con cáncer. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio

Javier Pérez ilustró un libro italiano con cuentos para niños con cáncer. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio

Javier Pérez ilustró un libro italiano con cuentos para niños con cáncer. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio

El niño con uvas, el dibujo de un infante elevado por los aires por un gajo de uvas que simulan globos rojos, es uno de los trabajos antológicos de Javier Pérez Estrella, una pieza que ha ilustrado portadas de libros, de revistas como National Geographic y que se convirtió también en el primer mural del ilustrador.

Entre las piezas características de este diseñador gráfico y productor audiovisual guayaquileño, que combina el dibujo con objetos reales, consta también la vitroflor: los trazos mínimos de una vitrola o gramófono con una flor rosada como amplificador.

Esas piezas y en total 150 de los trabajos del ilustrador conocido como ‘Cintascoth’ hacen parte del libro ‘Dibujamos al mundo’, que se ubicó como finalista de la categoría de Diseño Gráfico y Comunicación Visual en la más reciente Bienal Iberoamericana de Diseño (BID), en Madrid, España.

La BID 2018, la cita más importante del diseño contemporáneo iberoamericano, describe las ilustraciones como “emotivas y minimalistas”, acompañadas de textos del español Albert Martínez López-Amor, que las describen de manera ingeniosa. El estilo gráfico nació de un proyecto de experimentación publicado en el Instagram de Pérez (cintascotch), quien “buscaba ofrecer un descanso de la saturación diaria de imágenes”.

Un proyecto de indagación personal que se inició el 2012, en principio por el mero gusto de ilustrar y de conectarse con las experiencias de dibujo de su infancia. Luego el diseñador, ahora de 33 años, se quedó sin trabajo: estaba por licenciarse en Producción Audiovisual en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol) y laboraba como diseñador, fotógrafo, ilustrador, creando animaciones o páginas web. Se interesó por forjar un estilo personal, diferenciador. Y encontró la peculiaridad en la relación entre un dibujo minimalista que podía resignificar a los objetos, una mirada que develaba una lúdica de lo cotidiano.

Le sorprendió cómo en el 2013 la sencillez de sus ilustraciones se viralizó en páginas de arte, diseño y cultura visual como Colossal y se replicó en sitios de noticias virales, trayendo una andanada de trabajo que dura hasta hoy.

“La idea es que el trazo del dibujo no contamine al objeto, que no compita una cosa con la otra, que se genere un equilibrio entre el objeto cotidiano y el estilo de ilustración”, explicó en una entrevista con EL COMERCIO.

Casi siempre está apuntando además a una evocación a la infancia. Las virutas de un lápiz forman el follaje de un árbol, clavos de acero son las espinas de un puercoespín, un clip metálico le presta el cuerpo al dibujo de una trompeta. “Son cosas con las que todo el mundo ha tenido contacto y con las que puede identificarse”, dice.

Unas veces las ilustraciones incluyen partes de manos. El dibujo complementa al objeto o viceversa. O es solo la disposición de los objetos la que crea otra perceptiva. Los objetos cobran movimientos en animaciones con dibujos o a fotogramas (tipo stop motion).

Trabaja en animaciones para Volkswagen e ilustrará las portadas y capítulos de libros educativos para niños de la editorial Santillana. El libro ‘Dibujamos al mundo’, publicado en el sello Aguilar Ocio, ha sido editado también en México y traducido al coreano.

Entre los libros ilustrados por el guayaquileño el más reciente es ‘Piccole fiabe per grandi guerrieri” (Pequeños cuentos de hadas para grandes guerreros), del italiano Matteo Losa. Se trata de un libro de historias sobre el cáncer, diseñado para enseñar una manera de vivir mejor con la enfermedad.

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