Jasú Montero busca ayudar a prevenir las quemaduras. Foto: Cortesía del Hospital Lius Vernaza.
Las cicatrices recorren sus manos pero son casi imperceptibles. El pasado jueves la cantante y presentadora Jasú Montero se alejó por unos minutos de la televisión para volver al hospital Luis Vernaza, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, donde estuvo internada durante un mes y medio.
En el 2015 ingresó a la Unidad de Quemados de ese hospital tras sufrir severas heridas por un accidente casero, el 8 de diciembre de ese año. “Solo fue un pequeño resbalón. Era algo que hacía todos los días, pasar agua caliente de un lado a otro”, recordó Jasú en esta semana, cuando se conmemoró el Día de la Prevención de Quemaduras en Latinoamérica (cada 26 de octubre).
Ella compartió su testimonio con pacientes y familiares, en un evento organizado por el hospital. También se reencontró con médicos y enfermeras, quienes le dieron una bufanda amarilla, símbolo de la prevención de quemaduras.
La artista fue parte de los 208 pacientes que en el 2015 ingresaron a la unidad. Wilmer Echeverría, médico tratante, explica que el 67% tuvo quemaduras en menos el 20% de su cuerpo. Pero Jasú integró el grupo de los gran quemados; el líquido caliente afectó el 50% de su superficie corporal.
“Al principio fue muy duro, ver tu cuerpo quemado es algo que te impresiona. Pero luego me tranquilicé y confié en Dios. Él puso a un grupo de personas maravillosas que me ayudó en mi recuperación”.
Los primeros cuatro días después del accidente, la cantante fue atendida en una clínica donde no removieron toda la piel muerta que le dejó la lesión. Eso propagó una infección en uno de sus brazos. El intenso dolor la llevó al borde de un paro cardiaco.
Por eso, al ingresar al Luis Vernaza, pasó algunos días en la Unidad de Cuidados Intensivos.
“Pasé por varias limpiezas y luego injertos porque eran quemaduras de tercer grado. Todo ese tiempo estuve acostada en una cama, sin poder hacer nada. Pero siempre estuvieron pendientes de mí. Hubo personas que me lavaban los dientes y hasta me daban de comer en la boca… Es algo que lo llevó en el corazón”.
El índice más alto de quemaduras es por flama directa. Luego siguen las ocasionadas por líquidos, como en el caso de Jasú. Y finalmente están las generadas por descargas eléctricas, las más cruentas porque están ligadas a amputaciones.
Galo Cevallos perdió una pierna a causa de un accidente en la vía Perimetral de Guayaquil. Fue hace un poco más de dos meses. Su madre, Iris Rosales, recobró el ánimo al escuchar los testimonios de otros sobrevivientes; su hijo ahora está estable.
Los pacientes de esta unidad del Vernaza tienen en su mayoría entre 21 y 40 años de edad. Son más hombres que mujeres y llegan, principalmente, por accidentes laborales.
Los 200 pacientes atendidos cada año suman un promedio de 2 000 cirugías. Y en promedio cumplen 23 días de hospitalización. “Nosotros queremos prevenir quemaduras, no curarlas”, dijo Fernando Quintana, coordinador de la unidad de quemados.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), las quemaduras no fatales son una de las principales causas de morbilidad. Incluye hospitalización prolongada, desfiguración y discapacidad, lo que suele generar estigmatización y rechazo.
Jasú recuerda que tuvo que aprender a caminar nuevamente después del largo tiempo de tratamiento. También usó vendas luego de recibir el alta. “Cuando me quemé pensé que esto no me estaba pasando a mí. Pero confié mucho en Dios y ahora me siento más agradecida con la vida”.