El ufólogo Jaime Rodríguez estrenó la tercera temporada de Ignotum, que se transmite por la plataforma web de Cnt Play. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Jaime Rodríguez sabe que tanto para los escépticos como para los fanáticos ninguna prueba sobre el fenómeno ovni (objetos voladores no identificados) parece ser del todo valida. Su trabajo consiste en exponer las evidencias para que unos y otros saquen sus conclusiones, sobre todo teniendo en cuenta que “la tecnología de la que hoy disponemos nos permite acercarnos más a esta realidad”.
El ufólogo cuencano, de 60 años, dice haber analizado a lo largo de 36 años un total de 7 000 videos y cuenta en su bitácora con unos 1 300 casos a los que les ha dado seguimiento. El experto acaba de estrenar la tercera temporada del programa ‘Ignotum’, enfocado en la búsqueda constante de “esas otras” historias que escapan a los medios de comunicación convencionales.
Se trata de un proyecto conjunto con la productora MayimbaPro que se transmite por la plataforma web www.cntplay.com. La serie, que cuenta ya con 22 capítulos, expone casos recientes de objetos voladores no identificados ocurridos en Ecuador, aunque la primera temporada estuvo dedicada a una mixtura de fenómenos paranormales.
En la serie, Rodríguez hace el papel de expedicionario, cazador de ovnis a quien no le importa desvelarse al pie de un estero o de un lago, o inclusive del volcán Cotopaxi. Las vigilias con el equipo de producción hacen parte del trabajo de verificación de las historias que otros le van contando.
“Este tema es solo para los espíritus inquietos que de verdad quieren saber cuál es su misión en este planeta”, dice Rodríguez, autor de siete libros y quien ha sido conductor de varios espacios televisivos.
La tercera temporada abrió con un reportaje sobre el Cerro Villonaco, que divide los valles de Loja y Catamayo, y que cuenta con aerogeneradores de energía eólica. El cerro ubicado en la provincia de Loja, cantón Loja, ha sido lugar de decenas de avistamientos a lo largo de los años.
“Está muy bien que haya incrédulos”, agrega el investigador. “Mi trabajo no está dirigido a convencer a nadie, este tema no es cuestión de creencias, las creencias gesticulan una verdad como absoluta. Esto es una cuestión de entender, no de creer”.