Imagen referencial. En el Catastro de Prestadores de Servicios Digitales por los que se cobra el impuesto al valor agregado se incluyó a Casa del Libro y a Kindle, dos plataformas dedicadas a la venta de libros en línea. Foto: REUTERS
El pasado 16 de septiembre del 2020, el Servicio de Rentas Internas (SRI) inició con el cobro del impuesto al valor agregado (IVA) a 178 servicios digitales que se consumen en el Ecuador. En el Catastro de Prestadores de Servicios Digitales se incluyó a Casa del Libro y a Kindle, dos plataformas dedicadas, de forma exclusiva, a la venta de libros en línea.
Con la aprobación del cobro de IVA a estas plataformas se abre un nuevo debate, en relación al fomento a la lectura en el país y sobre cuál es el papel que tiene el libro para la sociedad ecuatoriana.
Según el artículo 55 de la Ley de Régimen Tributario Interno, los libros pagan IVA 0. Mientras que en el artículo 140.1 del reglamento de esta ley, que tiene un rango jerárquico inferior, se establece que el acceso o descarga de libros digitales es considerado un servicio digital y por lo tanto tiene que pagar IVA.
A criterio del abogado Pablo Villegas, experto en temas tributarios, existe un problema entre la ley y el reglamento, porque en el segundo, el libro es considerado un servicio y no un bien cultural. “Si tomamos en cuenta que el mundo está convergiendo hacia la economía digital, lo obvio -dice- sería que no importe el soporte en el que se está recibiendo el libro. Para mí lo que dice la ley es lo que debe primar”.
Oswaldo Almeida, presidente de la Cámara Ecuatoriana del Libro, recuerda que, a escala mundial, un libro es considerado como tal siempre que tenga un ISBN (Internacional Standard Book Number por sus siglas en inglés), sin importar si está en papel, en digital o en audio. Aclara que en Ecuador todos los libros, no importa su formato, pagan IVA 0.
Almeida añade que las personas que compran un libro digital, desde una plataforma que está fuera del país, también paga un monto adicional, que es el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD). Napoleón Santamaría, especialista en temas tributarios, aclara que el ISD aplica siempre que una persona haya superado el límite de USD 5 000 de consumos en su tarjeta.
En relación al cobro del IVA, Santamaría añade que el problema con el sistema de cobro que se acaba de implementar en el país radica en que no logra discriminar qué es lo que están adquiriendo las personas. “Solo ve si una persona hace un pago a una de las plataformas que están dentro del catastro y grava el IVA”.
El pasado 6 de agosto, Jorge Cevallos compró la edición Kindle de ‘Sprint: El método para resolver problemas y testar nuevas ideas en solo 5 días’. A los USD 9,99 del precio del libro se sumó USD 0,60 centavos de ISD. Con la nueva reglamentación al libro, que le costó USD 10,59, tendría que añadirle el valor del IVA.
El cobro de este impuesto aparece en un contexto en el que el país está consumiendo más libros digitales. Según datos de la Cámara Ecuatoriana del Libro, entre enero y septiembre del 2020, el registro de libros digitales se ha incrementado de 755 a 1473 en relación al mismo periodo del 2019 pasando.
Una de las editoriales ecuatorianas que acaba de apostar por la publicación de libros digitales es el Fondo de Animal Editores. Isabel Mármol, directora de esta editorial, cuenta que esta iniciativa está ligada a los problemas de acceso al libro durante la pandemia. “Esta crisis nos ha vuelto más cercanos a la tecnología y por eso los libros digitales empezaron a tomar más importancia. Ahora la gente está más abierta a los eBooks y por eso hemos apostado por ellos”.
Villegas añade que otro de los problemas en relación al catastro es que, pese a que existe un sinnúmero de librerías en línea, solo se incluyó a Casa del Libro. “Si vemos con atención, por un lado se está desincentivando el fomento a la lectura y, por otro, ninguna plataforma pornográfica se encuentra dentro del catastro”.