El veneno de la serpiente Bothrops insularis es letal y puede derretir la piel. Foto: @Elsibeth
Una isla a 150 kilómetros de distancia de Sao Paulo, en Brasil, llama la atención por su paisaje similar a un paraíso. Una extensa playa de arena blanca y agua totalmente cristalina podría ser el lugar perfecto para vacacionar, sin embargo, el ingreso de personas está prohibido por el Gobierno.
Se trata de Ilha de Queimada Grande (Isla de Quemada Grande), en donde vive la colonia de serpientes más venenosas del mundo. Sus especies son endémicas del tipo Bothrops insularis y una mordida de esos reptiles puede incluso derretir la piel humana.
Las serpientes de Ilha Queimada Grande son tan letales que ningún turista puede poner un pie en el lugar donde habitan, solo científicos que cuenten con los permisos pertinentes pueden acceder al sitio que está lleno de estos reptiles. Según el portal web ABC, hay entre una y cinco Bothrops insularis en cada metro cuadrado de la isla.
Las letales serpientes se distinguen por su característico color amarillo, miden aproximadamente 70 centímetros de largo y se alimentan de las aves migratorias que se aventuran a tomar un descanso allí. Los pájaros propios de la isla aprendieron a huir de los ataques de estos reptiles, menciona la web de Infobae.
El veneno de la Bothrops insularis puede matar de una manera muy dolorosa e irónicamente, también salva vidas. El captopril, un medicamento que hace 40 años se produjo con el veneno de estas serpientes, alivia los problemas de presión arterial, señala la publicación de Infobae.
Los pescadores de los alrededores cuentan historias sobre la isla. Ellos dicen que un grupo de piratas colocó las serpientes mortales para proteger un tesoro escondido y también comentan que una familia entera murió al desembarcar en aquel lugar.