Ejemplares de murciélagos de Vampyrum spectrum y Platyrrhinus chocoensis. Fotos: Carlos Boada, Santiago F. Burneo., Luis Albuja, Ronal Bravo y Jefferson García Loor/ bioweb/puce
Platyrrhinus helleri
La mala fama que se ha creado en torno a los murciélagos se ha convertido en una de sus principales amenazas. El poco conocimiento que existe sobre estos animales y el temor que generan en las personas son algunos de los factores que afectan a la conservación de este grupo de mamíferos, uno de los más diversos en Ecuador.
Estos animales están presentes en casi todas las regiones, con excepción de la Antártida, y pueden vivir en cualquier tipo de hábitat. Por eso, dar a conocer la importancia de su conservación se ha convertido en el objetivo de investigadores nacionales y extranjeros.
El libro ‘Bats’, publicado este mes, es un ejemplo de este esfuerzo. El trabajo recoge la información de las 1 400 especies de murciélagos que existen en el planeta y contó con la participación de más de 50 autores, entre los que se encuentran tres expertos ecuatorianos.
Santiago Burneo, curador de Mamíferos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y coordinador del Programa Ecuatoriano para la Conservación de los Murciélagos, fue uno de los ecuatorianos que participó en este trabajo desde el año 2018. Burneo explica que contribuyó con mapas de distribución de estos animales y aportó con información del país.
En Ecuador existen 173 especies de murciélagos, de los cuales 19 se encuentran en algún grado de amenaza. Además de la deforestación y la pérdida de su hábitat, la percepción de las personas es un problema para estos mamíferos voladores.
La asociación con enfermedades como la rabia se ha sumado a la problemática en torno a su subsistencia. A esto se suma su aspecto, compuesto por sus largas alas, su cuerpo peludo y la forma de su rostro. “Se piensa que todos los murciélagos son carnívoros y todos comen sangre”, dice Burneo. Pero a diferencia de las creencias populares, solo una mínima parte de las especies se alimenta de sangre.
Ejemplares de murciélagos de Platyrrhinus chocoensis y Amorphochilus schnablii. Fotos: Carlos Boada, Santiago F. Burneo., Luis Albuja, Ronal Bravo y Jefferson García Loor/ bioweb/puce
Platyrrhinus helleri
En el país existen solo tres especies de murciélagos vampiros. De estos, dos se alimentan de sangre de aves y uno lo hace de la de mamíferos. Otros son insectívoros, frutívoros, nectívoros y carnívoros. Estos últimos tienen una dieta que está basada en sapos, pájaros u otros de su especie.
María Alejandra Camacho, investigadora asociada del Museo de Zoología de la PUCE y una de las autoras del libro, explica que no existen especies de murciélagos que ataquen a los humanos. Pueden ocurrir mordeduras cuando se los manipula. Según Camacho, la existencia de estos animales es indispensable. En regiones tropicales, como es el caso en el Ecuador, estos dan servicios ecosistémicos como polinización, dispersión de semillas y control de plagas. Los insectívoros, por ejemplo, se comen a las polillas y los nectívoros son conocidos como los “colibríes nocturnos”.
Burneo explica que ante la disminución de sus poblaciones, se creó la Red Latinoamericana y del Caribe para la Conservación de los Murciélagos. En el país se construyó un plan de acción, que es el segundo de su tipo en la región. En este se identifican cuatro zonas donde hay una mayor amenaza: Chocó Ecuatorial, Costa centro, Costa suroccidental y valles interandinos. También se establecen nueve áreas y sitios importantes para la protección de estos animales, y se busca incluir a otros dos.
Burneo dice que, hasta el momento, se ha cumplido con al menos la mitad del plan y este será revisado en 2021. El trabajo incluye campañas de educación sobre la importancia de estos animales y acciones para lograr una convivencia entre humanos y murciélagos.