Los turistas recorren senderos en los que se encuentran plantas medicinales endémicas y árboles nativos. Fotos: cortesía centro Mushily y Diana Delgado para EL COMERCIO.
El centro cultural y turístico Mushily construyó nuevas instalaciones para atender mejor a los turistas más frecuentes: estudiantes y personas de la tercera edad.
Para los primeros, se instalaron juegos infantiles con columpios. Además, los guías nativos se han capacitado para poder hacer dinámicas con los pequeños para enseñarles parte de las tradiciones tsáchilas.
Para los adultos mayores, en cambio, se edificó un consultorio de medicina ancestral, que incluye exhibición de plantas medicinales.
El guía nativo Emilio Calazacón señaló que hay personas de la tercera edad a quienes se les dificulta bajar hasta la Casa del Poné, que es subterráneo y donde se realizan las limpias y rituales chamánicos.
Por eso construyeron una cabaña con caña guadúa, paja toquilla y pambil que les permitirá conocer la medicina ancestral, pero a pocos pasos de la entrada a Mushily.
Abraham Calazacón, líder de este centro cultural, afirmó que también realizan bailoterapias con música nativa para los adultos mayores. Lo hacen de acuerdo con la resistencia y edad de los turistas. “Son rutinas sencillas, pero divertidas. Hay adultos que nos piden seguir bailando”.
Los visitantes recorren 11 estaciones en las que aprenden sobre los telares, el achiote, baños de vapor y otros. Fotos: cortesía centro Mushily y Diana Delgado para EL COMERCIO.
Por lo general, los estudiantes y las personas de la tercera edad llegan al centro cultural a través de agencias de viajes, que les ofrecen paquetes turísticos que incluyen la visita a las comunidades tsáchilas.
Al mes, Mushily recibe entre 3 y 10 grupos de turistas. En el caso de los viajeros adultos mayores, la mayoría han llegado desde ciudades como Quito, Ambato, Cayambe, Riobamba o Quevedo. Algunos han viajado en grupo o se han organizado con diferentes asociaciones de jubilados.
María Guano, de 70 años, visitó Mushily en junio. Para ella fue emocionante porque los guías nativos les explicaron sobre sus costumbres y les enseñaron las plantas de algodón, achiote, cacao y otras.
Los estudiantes también arriban en grupos de hasta 40 personas. Ellos van con la finalidad de repasar lo que aprendieron en clases sobre los pueblos y nacionalidades.
Calazacón afirmó que hay grupos que tienen paquetes turísticos que incluyen alimentación o refrigerio. “Los guías recibieron capacitaciones sobre el manejo de alimentos”.
Además, por los conocimientos en medicina ancestral, los tsáchilas saben qué tipo de alimentación pueden ofrecerle a los adultos mayores. A unos se les prepara ayampaco vegetariano (palmito al vapor) y a otros con pescado pero bajo en sal y condimentos. Además, ofrecen frutas de la temporada y bebidas para refrescarse.
Para el público joven se construyó una tirolesa de 200 metros de largo.