En Calpi, las comunidades celebran el cambio de estación con ceremonias. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
La fiesta de Año Nuevo coincide con el Kapak Raymi, una fiesta andina para celebrar las plantas que empiezan a nacer en las chacras y toda energía nueva, como la que emanan los niños pequeños. Esta celebración está llena de cantos, fiestas y rituales en Chimborazo, donde las comunidades se identifican con la etnia indígena Puruhá.
En esa provincia, situada en el centro del país, las ceremonias son la actividad más recurrente durante esta época del año. Según los yachaks, la energía es especial y es la oportunidad ideal para tomar un baño de energía solar.
“Para nosotros el año no se acaba en esta fecha, sino en marzo. Pero sí hay un cambio de estación, entramos en la temporada de Kapak Raymi, la fiesta de los niños y de todo lo nuevo”, dice Valeriana Anaguarqui, yachak de la provincia de Chimborazo.
Ella es una de las 12 yachaks del Hospital Andino de Riobamba. Ahí los últimos tres días del año son los más ajetreados debido a la gran cantidad de personas que llegan para pedir limpias y baños de prosperidad.
Para ese ritual se usa una fusión de hierbas amargas y dulces para equilibrar la energía del cuerpo y eliminar rencores, miedos, estrés y malos sentimientos. Esa receta diferencia a los rituales de la cultura Puruhá de otros que se hacen en la misma época en otras comunidades indígenas.
“Se trata de pedir el poder de Pachakamak (Dios), y de la Pacha Mama para descargar las energías negativas, relajar el cuerpo e iniciar una nueva época en armonía”, explica el yachak Mariano Atupaña.
“En esta época del año hay cultivos como las papitas y los cereales que empiezan a nacer y están en brote, y otros que empiezan a sembrarse. Por eso es un tiempo especial, dedicado a todo lo nuevo que nace y a los niños”, dice Atupaña.
En las fiestas que se realizan después de los rituales, los cantos y los bailes son los protagonistas. Los participantes le cantan al sol, a la luna, a la tierra, a las plantas y a todos los elementos de la naturaleza.
Según Anaguarqui, esos elementos naturales emanan más energías durante esta época. “Celebramos la energía masculina que por la dualidad hace posible la vida de todo lo que conocemos”, dice.
En los festejos, que en algunas comunidades están abiertos a los visitantes, también participan los danzantes, quienes se consideran personajes sagrados y solo aparecen durante las celebraciones religiosas más importantes de la comunidad. Ellos bailan y guían las ceremonias.
“Queremos incentivar a la gente a vivir y apreciar nuestras tradiciones antes que las que se exportan del extranjero, por eso ahora las ceremonias están abiertas a los visitantes”, dice Oswaldo Huilcapi, danzante de Riobamba.