Insectos invasores afectan la seguridad de Galápagos

Las trampas para detectar y atrapar a la mosca de la  fruta se encuentran en árboles de almendro y grosella. Foto: cortesía Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para Galápagos (ABG)

Las trampas para detectar y atrapar a la mosca de la fruta se encuentran en árboles de almendro y grosella. Foto: cortesía Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para Galápagos (ABG)

Las trampas para detectar y atrapar a la mosca de la
fruta se encuentran en árboles de almendro y grosella. Foto: cortesía Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para Galápagos (ABG)

En el transporte de carga, el equipaje de los turistas o hasta en las suelas de los zapatos, los insectos invasores pueden transportarse a Galápagos. Una especie invasora llegó a la islas Isabela y Floreana hace más de una semana.

La mosca Ceratitis capitata emprendió su vuelo desde África, atravesó el Atlántico y en 2008 se detectó su presencia en las islas San Cristóbal y Santa Cruz. Tardó diez años en llegar a Isabela y Floreana.

También conocida como la mosca de la fruta, este insecto afecta al desarrollo agrícola de la zona y ataca a naranjas, ciruelos, almendros y café.

Marilyn Cruz, directora ejecutiva de la Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para Galápagos (ABG), explica que se detectó la presencia de la mosca a través de un sistema de prevención. La primera barrera es la inspección en los puertos y aeropuertos, después viene la vigilancia a través de métodos de trampas diseñadas para especies que no se acostumbra a tener en la zona y la tercera barrera es la de respuesta rápida.

Una vez que se encendió la alarma, se colocaron trampas alimentarias y sexuales. Estas herramientas se utilizan para el control masivo de las plagas. En el caso de las sexuales o Jackson, se logra atraer a los machos de la especie a través de hormonas.

La recolección de los frutos y la incineración de estos también se aplican para detener el ciclo reproductivo de las moscas. Según Cruz, en estos últimos días se ha logrado pasar de una fase de infestación a una de supresión. La meta es llegar a la tercera etapa, que es la de erradicación.

Santa Cruz y San Cristóbal
actualmente están en esta tercera fase, ya que se ha logrado controlar la población de moscas y su impacto en las frutas. El objetivo, dice Cruz, es eliminarla completamente, pero al ser un insecto como este, es un proceso complicado.

El caracol gigante africano es otra de las especies invasoras que ha causado dificultades en Galápagos. Este animal se reportó por primera vez en el 2010 y está dentro de las 100 especies más invasivas a escala mundial.

Cruz explica que se ha logrado limitar su presencia a cinco predios a través de diferentes acciones como inspecciones con perros que detectan su presencia o las recolecciones manuales. El riesgo es que estos animales desplacen a especies como los caracoles endémicos o afecten la salud de los humanos, si son manipulados inadecuadamente.

Otras invasoras han causado impacto en la biodiversidad de la isla. La Dirección del Parque Nacional Galápagos (DNPG) y la Fundación Charles Darwin (FCD) consideran a la mosca Philornis downsi como una de las especies invasoras más perjudiciales registradas en Galápagos, que parasita a 20 especies y afecta sobre todo al pinzón de manglar.

Este insecto puede causar la muerte de los pinzones, definidos como “el ave endémica más rara del archipiélago”, con una población estimada de 100 individuos. Para combatir el impacto de la mosca, desde el 2014 se inició el programa de crianza en cautiverio del Proyecto Pinzón de Manglar.

El DPNG explica que esto incorpora la colecta de huevos silvestres y crianza en cautiverio de polluelos del pinzón de manglar, para aumentar la población categorizada en Peligro Crítico de Extinción.
Hasta el momento se ha logrado tener 39 juveniles criados en cautiverio que han sido liberados a su hábitat natural. También se ha implementado controles a las ratas introducidas, que son otras de las amenazas de estas aves.

Según Cruz, los controles ayudan a minimizar las probabilidades de que una especie invasora pueda ingresar, pero siempre hay riesgos al ser una zona poblada. Por eso, pide a los visitantes que tomen en cuenta la lista de productos autorizados, realicen la declaración juramentada y den toda la información a los inspectores que están en los aeropuertos y puertos.

Suplementos digitales