Los músicos utilizan instrumentos como el violín y el tambor en las procesiones. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
Con el encuentro de los Marcantaitas (priostes) empezaron los festejos navideños en el pueblo indígena de Saraguro, en el norte de la provincia de Loja.
Las tres parejas de priostes (marcantaitas y marcamamas) llegaron a la plaza central. Estuvieron acompañadas por personajes como wikis, guiadores, paileros, osos, ajas, sarawis y gigantes, que danzaron y alegraron el ambiente. Son conocidos como los “juguetes de la Navidad”.
Los marcantaitas cargaron imágenes religiosas. Manuel Guamán y Rosa Sosoranga, de la comunidad de Verbenas, estuvieron con el Niño de San Francisco. Pedro Poma González y Margarita Velepucha, del poblado de Oñacapac, llevaron al Niño Grande y Manuel Zhunaula y su esposa Rosa Guamán, de Ñamarín, al Niño de La Aurora.
Para identificarse, cada comunidad lleva una bandera de color. Estas también se exhiben en las casas de los priostes donde se realizan los festejos comunitarios durante este mes. Allí, comparten alimentos, música, rezos, danzas, pirotecnica. La fiesta terminará el 6 de enero con el Día de Los Reyes Magos y el Viva María.
Los indígenas Margarita Velepucha y Pedro Poma son los priostes del Niño Grande. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
Cada prioste -escogido por la iglesia con un año de anticipación- prepara la fiesta con dos meses de antelación y sobre ellos recae la responsabilidad de pedir a los músicos, disfrazados y danzantes.
Los invitados son recibidos en el patio de sus casas. Los altos gastos que demanda esta fiesta no les preocupan porque lo hacen por la devoción y cariño por el Niño Jesús.
Por lo general, los familiares y amigos cercanos donan vacas, quesos, leche, mote, cuyes, gallinas y otros alimentos para preparar las comidas comunitarias. Por ejemplo, Polibio González y Margarita Velepucha despostarán seis vacas para el mes de celebración.
La parte folclórica de la fiesta tiene una organización especial. Participan niños y jóvenes con llamativos disfraces, que bailan y cantan. Algunos llevan máscaras elaboradas en pieles de animales.
Ellos representan a los juguetes para el Niño Jesús y dan alegría y color en todos los espacios. Las sarawis (niñas), por ejemplo, cantan melodías a Jesús recién nacido.
Los sarawis cubren sus cabezas con un tocado de plumas y cantan al Niño Jesús. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
El wiki, en cambio, es el encargado de entretener a los asistentes con sus bromas y su forma especial de molestar.
Cada día hay actos importantes en las casas de los priostes. La chaki rikuchina, por ejemplo, es una cena que ofrecen a los músicos y a los juguetes. También hay vigilias en las casas y en la iglesia y la denominada ceralabrana, que es la elaboración de las velas que se utilizarán en los altares.
El encuentro de Marcantaitas fue organizado por el Municipio para invitar a las personas a que participen en los festejos. Según Samuel Gualán, director municipal Intercultural, esta celebración convoca cada año a turistas nacionales y extranjeros, que llegan para mirar esta especial forma de vivir la Navidad en Saraguro.