El grupo de voluntarios de Epicentre recoge los residuos orgánicos de los hogares. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
El proceso para dar una segunda vida a los desechos que se producen en los hogares o comercios ahora puede ser más sencillo con la ayuda de iniciativas en la ciudad. Estos grupos buscan la gestión responsable de los residuos, para que no se conviertan en basura y puedan volver al mercado.
Gustavo Redín y su grupo Guardianes del Planeta de Epicentre se enfocan en la recolección de residuos orgánicos. Desde hace dos meses que empezaron con esta iniciativa, Redín va en su vehículo todas las semanas a recoger los desechos de este tipo en casas y departamentos del centro norte de la urbe capitalina.
La idea surgió durante las capacitaciones que este colectivo estaba dando sobre manejo de residuos. “Las personas sabían qué hacer con los plásticos o cartones, pero no con los orgánicos”, dice Redín. Una vez que se contrata el servicio, este grupo va a los hogares, entrega aserrín y tierra, y enseña cómo es el proceso de almacenaje para no generar olores. Las personas deben guardar ahí todos los desechos que produzcan y una vez por semana deben dejarlos en el exterior del edificio o donde hayan acordado, para que los jóvenes recojan los baldes.
El material recolectado es llevado a Nayón, a una gran compostera. Las personas que contratan el servicio tienen el derecho a la tercera parte en peso de la tierra, que después se convierte en abono.
El primer mes este servicio tiene un costo de USD 30, ya que incluye el taller y los materiales. Los siguientes meses las personas deben pagar USD 15. También instalan composteras y realizan un seguimiento de tres meses. La idea es empezar a brindar el servicio a restaurantes y comercios.
Reci Veci es otra iniciativa que busca la gestión de los residuos a través de una mayor conexión entre los recicladores y los vecinos. Claudia Andrade, miembro de este grupo, cuenta que empezaron con el proyecto al ver la labor de estas personas en las calles, que muchas veces no es reconocido.
Los voluntarios de ReciVeci fomentan la conexión entre las recicladoras de la Asociación Sonreir y los vecinos de la avenida República del Salvador. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El grupo se acercó a las recicladoras de la zona de la República de El Salvador y empezó con capacitaciones para que los vecinos les entreguen directamente el material. También hicieron un levantamiento de fondos y una parte de esto se utilizó para la construcción del centro de acopio en Nayón.
Blanca Tulupa, recicladora de la Asociación Sonreír, cuenta que, gracias al grupo, lograron asociarse y tener más encuentros con los vecinos. Tulupa pide a las personas que separen adecuadamente los materiales para no correr el riesgo de cortarse. Para esto desarrollaron un manual que muestra cómo entregar los materiales en buenas condiciones y están trabajando en una ‘app’, que estará lista en diciembre, para que puedan utilizar vecinos y recicladores.