Alrededor de 140 ejemplares de la especie paiche se alimentan dos veces al día en las instalaciones de Cipca. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO
A un costado de la carretera que conecta al Puyo con el Tena se levanta una zona dedicada a la preservación e investigación de las especies.
El Centro de Investigación, Posgrado y Conservación Amazónica (Cipca) tiene una extensión de 2 848,20 hectáreas y es la zona utilizada para las prácticas de los alumnos de la Universidad Estatal Amazónica. Una de sus áreas está destinada a los programas de conservación de peces.
Al ver su entrada desde la vía, los visitantes no se imaginan que el interior alberga a alrededor de 700 peces que son parte de un proyecto para la repoblación de estos animales en los ríos.
Cuatro especies nativas -sábalo, cachama, bocachico y paiche- se reparten en 10 piscinas. Marco Andino, director de la Unidad de Producción y Comercialización de este centro, explica que se eligió a estos peces ya que sus poblaciones están disminuyendo rápidamente en estado natural. Las especies introducidas han desplazado a las nativas.
Las cachamas, que antes eran abundantes en estos ríos, cada vez son menos en la parte baja de la Amazonía, dice Andino. Con el paiche la situación es similar. Esta especie se encuentra solo en la cuenca del Yasuní y a poca distancia de la frontera con el Perú.
El paiche es uno de los peces más grandes de escamas que se puede encontrar en agua dulce en la Amazonía. Pueden llegar a medir hasta 3 metros en su adultez y están amenazados por la caza.
Andino explica que este pez, debido a la estructura de su cuerpo, necesita salir a respirar cada cierto tiempo.
Los pescadores, que ya conocen el comportamiento de la especie, se ubican en sus canoas en las zonas que el pez sale a boquear y en ese momento los capturan con sus arpones.
Actualmente, hay 140 paiches en cinco piscinas del Cipca. Estos todavía no llegan a su adultez, por lo que aún no se puede conocer el sexo de los animales. La idea es realizar la investigación con la reproducción inducida, a través de laboratorio, para la obtención de alevines. Se están realizando mediciones y análisis para que puedan ocupar los ríos en los que hay poblaciones escasas.
Andino cuenta que este proyecto se inició hace tres años. En las primeras etapas se busca la reintroducción en las cuencas de los ríos Curaray, Bobonaza y Anzu, antes de un plan de manejo de las cuencas hidrográficas.
El proyecto es “ambicioso”, por lo que se hizo un convenio interinstitucional con el Ministerio de Acuacultura y Pesca. El trabajo también incluye a las comunidades indígenas para que ayuden en la preservación de las especies que serán reintroducidas.
En este centro, los animales son alimentados y cuidados por el personal. Durante este proceso han realizado varias pruebas para determinar qué es lo mejor para las especies. Según Andino, se están investigando nuevas raciones alimenticias, hechas con productos de la zona, para no depender de alimentos convencionales.