Natalia Montoya, Israel Marín, Jonathan Largo y Diana Cango estudian Mecánica Industrial y Electricidad. Foto: Xavier Caivinagua / para EL COMERCIO
Su preocupación es identificar todas las funciones que ofrecen las máquinas instaladas en el amplio taller de mecánica del Centro de Tecnología Industrial de la Universidad Politécnica Salesiana, en el sur de la capital azuaya.
A sus 21 años, Jonathan Largo tiene experiencia laboral en las plantas de Induglob (Indurama) y Continental Tire Andina, pero no le renovaron los contratos. Prefirió no lamentarse y desde hace cuatro meses optó por una opción académica para mejorar sus conocimientos en mecánica industrial, practicar en una empresa y luego tener un puesto de trabajo.
Una idea similar tuvieron 55 alumnos, de los cuales 44 tienen menos de 28 años.
Ellos cursan los programas de formación dual en Mecánica Industrial y Electricidad, que impulsa el proyecto Alianza para la Formación Profesional, que financia el Gobierno alemán en el Ecuador. Tiene el apoyo industrial y de la Cámara de Industrias y Comercio Ecuatoriano-Alemana.
Al otro lado del amplio taller está la colombiana Natalia Montoya, de 29 años. Tiene el título de ingeniera en Materiales y reside en Cuenca hace seis meses. Con gafas de protección realiza las prácticas y a menudo es consultada por sus compañeros sobre el funcionamiento de los equipos.
Ellos no quieren culminar la universidad para buscar un empleo, sino estudiar y practicar a la vez para brindar soluciones a las necesidades de 13 empresas de Cuenca que patrocinan sus estudios.
Largo quiere mejorar sus ingresos por su esposa Isabel Ordóñez y su hija Fernanda Anaí, quien este mes cumplirá 2 años. “Es difícil ingresar a la universidad y es complicado pasar mucho tiempo sin un empleo”. Por eso, no le importa el sacrificio de salir de clases a las 21:45 de lunes a viernes y de allí tomar dos buses y caminar durante 15 minutos hasta llegar a su casa en Cochapamba, en la parroquia rural de El Valle.
Tampoco laborar en la mañana en un taller de carpintería en esa parroquia. Aunque gana menos de la mitad del sueldo básico, ese dinero le sirve para los pasajes y la comida. El sustento de su familia es su esposa, quien trabaja en una fábrica de jeans.
A los ejecutivos de 13 industrias cuencanas vinculadas con la línea blanca, papel y cartón, cerámica, muebles y madera, metalmecánica… les gustó la idea de patrocinar a los estudiantes para que ellos después aporten al mejoramiento de su proceso productivo. Largo fue escogido por Plásticos Rival.
La capacitación está dividida en cinco semestres. Los dos primeros tienen un énfasis teórico en aulas, laboratorios y talleres. En los últimos tres semestres harán prácticas en las industrias.
En el tercer piso del Centro de Tecnología Industrial está el laboratorio eléctrico. Allí,la lojana Diana Cango, de 19 años, registra en un cuaderno los resultados de las pruebas que realiza con su compañero Israel Marín, de 18 años.
Él tiene más experiencia porque se graduó en electricidad en el Colegio Técnico Salesiano de Cuenca y trabajó en instalaciones eléctricas domiciliarias. “Es mejor especializarse en función de la necesidad de las empresas, que solo recibir teoría”, dice Marín, quien fue escogido por Continental Tire Andina para hacer las prácticas.
Cango, en cambio, se graduó en físico-matemático en el Colegio Técnico Daniel Álvarez Burneo de Loja .
En la actualidad, recibe 12 materias como informática, química, circuitos electrónicos, centros de generación, electrotecnia… Esta última es la más complicada para ella.
Cango fue escogida por Induglob. Por eso cuando no está en clases visita la planta para familiarizarse con el proceso y el personal. La idea es que conozca cómo actuar, adónde acudir y cómo aportar cuando haga las prácticas.
Ella, Largo, Montoya y Marín optaron por la formación dual, porque no hay muchas ofertas de ese tipo. “Es una profesión que se puede explotar de forma independiente con un taller o en una empresa”, dice Montoya.
También comparten el criterio de Lisa Pesendorfer, ejecutiva del programa Alianza para la Formación Profesional. Según ella, quieren que los jóvenes cambien su cultura al escoger las carreras y que las empresas inviertan en formar su talento humano.
El programa se replica con otras especializaciones en Quito, Guayaquil y Manta con el apoyo de 35 empresas. Son 77 estudiantes, de los cuales 61 tienen menos de 28 años.