Indígenas del cantón Nabón aprendieron gastronomía

Paúl Arízaga enseñó cómo servir a María Morocho, Carmen Morocho y Zoila Morocho Paucar.

Paúl Arízaga enseñó cómo servir a María Morocho, Carmen Morocho y Zoila Morocho Paucar.

Paúl Arízaga enseñó cómo servir a María Morocho, Carmen Morocho y Zoila Morocho Paucar. Foto: Lineida Castillo/EL COMERCIO

Los alimentos servidos de manera adecuada en un restaurante exigen atención, dedicación y experiencia. Eso lo demostraron 31 indígenas y campesinos del cantón azuayo de Nabón, quienes el viernes pasado sirvieron un banquete a las autoridades locales.

Ese día y, por última vez, lo hicieron bajo la supervisión de Paúl Arízaga, estudiante de Administración Hotelera de la Universidad de Cuenca, institución que dictó el curso-taller de Gastronomía Básica. El banquete fue parte del acto de clausura del evento organizado por la Mesa de Desarrollo Económico del Municipio.

Antes de las 13:00, en el Jardín Botánico de ese cantón azuayo, los estudiantes -todos padres de familias pertenecientes a asociaciones de emprendimientos- estaban vestidos con mandiles, guantes, gorros... como parte de las medidas higiénicas y sanitarias.

María Morocho, Gladys Capelo, Alicia Guanuche y otras siete azuayas se encargaron de preparar el menú: caldo de gallina criolla y, como plato fuerte, arroz verde con cuy asado, papas a la brasa y vinagreta de mostaza. Como postre hubo fresas bañadas en miel y un coctel elaborado con fresas.

Otros pelaron los alimentos o arreglaron la mesa para los invitados. Todos los productos utilizados -incluida la bebida alcohólica- son de la zona. El objetivo fue que ellas aprendan a preparar los platos típicos al estilo gourmet, dijo Gerardina Ochoa, técnica del Centro de Emprendimientos.

A las 13:30 empezó el servicio. Arízaga delegó a 10 mujeres para que sirvan los platos, y a Ruth Lucero y Luis Cojitambo para el protocolo. Es decir, para que los lleven hasta los invitados especiales: la alcaldesa, Magaly Quezada y directores departamentales.

Arízaga estuvo atento de los estudiantes. “Las papas deben estar ordenadas y la ensalada que no se junte con lo caliente”, llamó la atención a María Morocho. Era su primera vez armando platos de forma atractiva. Siempre preparó cuy con papas para alguna reunión, pero no pensaba en la estética.

“El cuy con papas es nuestro plato típico, pero nunca nos preocupamos por crear combinaciones con los productos que cultivamos en nuestras huertas”, dijo Carmen Morocho, de 46 años, de la comunidad indígena de Rañas, quien vestía con una pollera lacre.

Las participantes pertenecen a 14 asociaciones dedicadas a la crianza de animales menores y al cultivo de granos, legumbres, hortalizas y frutas. En la actualidad venden su producción en Cuenca.

Pero más allá de eso, dice Edwin Idrovo, director de Gestión de Servicios del Municipio, el objetivo es potenciar la marca Nabón productos limpios y que los emprendedores ofrezcan un valor agregado a su producción. “Ahora podrían ofrecer comida y refrigerios para eventos sociales”.

En la comunidad de Cochapata, Luis Cojitambo vive de la crianza y venta de cuyes. En este curso aprendió sobre la manipulación y almacenamiento adecuado de los productos, la obtención de arroces de distintos colores a partir del uso de hortalizas y verduras.

En cambio, Ruth Lucero nunca pensó que había lineamientos para acomodar la mesa de manera correcta. “Aprendí que el jugo se sirve primero y los vasos son los últimos en retirarse, luego que los invitados acaban el bufé”.

Zoila Morocho también está contenta porque aprendió a combinar los productos en un plato típico y la elaboración de vinagretas. Ella los aplicará en la alimentación diaria de su familia para alcanzar más experiencia y ofrecer mejor sus servicios en algún evento social.

De hecho, la alcaldesa Quezada puso como reto a los participantes a que sean capaces de ofrecer los banquetes para los eventos sociales de Nabón. Eso les motivó y aplaudieron en señal de que aceptan el reto.

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