Quito va en busca de sus credenciales de independencia a Bogotá

En la Sala Capitular de la iglesia de San Agustín hay placas en honor a los próceres del 10 de Agosto de 1809. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

En la Sala Capitular de la iglesia de San Agustín hay placas en honor a los próceres del 10 de Agosto de 1809. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

En la Sala Capitular de la iglesia de San Agustín hay placas en honor a los próceres del 10 de Agosto de 1809. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

La noche del 9 de agosto de 1809, la casa de Manuela Cañizares era un hervidero de gente. Con el pretexto de celebrar el santo de Lorenzo Romero, hijo del patriota Francisco Romero, llegaron hasta el lugar personajes de la ciudad como Juan de Dios Martínez, Manuel Rodríguez de Quiroga, Juan Pablo Arenas, Antonio Ante y Manuel Angulo.

Entre el 7 y 8 de agosto, Martínez había dictado un texto preliminar con el aporte del resto de próceres a Antonio Bustamante, el borrador del acta que se firmó el 10 de agosto en la casa de Cañizares.

El lugar donde se encuentra actualmente el original manuscrito con las firmas de los próceres del 10 de Agosto de 1809 es incierto para los historiadores del país. Una hipótesis del historiador Jorge Salvador Lara sostiene que debió ser destruida por ser una prueba comprometedora.

En el 2008, el doctor Gustavo Pérez Ramírez, historiador y miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, encontró en el extranjero una copia original de esta acta.

Ese año, Pérez viajó a Colombia para buscar información para un artículo sobre cómo se vio el primer grito de la independencia quiteña en Bogotá. Pérez no encontró la información que necesitaba en el Archivo General de la Nación (de Colombia), pero le comentaron la existencia de un archivo particular en la que podría encontrar las pistas que faltaban.

Se trataba del archivo histórico de Manuel José Restrepo -ministro de Simón Bolívar- quien poseyó información importante sobre la Audiencia de Quito. “El archivo de Restrepo -dice Pérez- fue entregado a sus hijos en forma de mayorazgo. El mayor de cada generación tenía que encargarse de conservar el archivo”.

El actual heredero de estos documentos es Juan Carlos Restrepo. Él fue quien puso en manos de Pérez un volumen de gran formato que rezaba ‘Revolución de Quito de 1809’. En medio de estos papeles encontró una de las tres copias originales existentes del acta de la independencia de Quito.

¿Cómo llegó esa copia hasta el archivo Restrepo? Pérez cuenta que Juan Manuel Restrepo estaba preparando la segunda parte de su libro sobre la Gran Colombia y se puso en contacto con Vicente Rocafuerte al que convenció de que le enviara la información que le faltaba. “Rocafuerte mandó, unos dicen que en 14 mulas, otros dicen que en más, todos los archivos originales que Restrepo le pidió”.

Luego del hallazgo, Pérez negoció, en nombre de la Academia Nacional de Historia, una copia de todos los documentos relacionados con el primer grito de independencia de Quito, que incluyen cartas de patriotas y documentos sobre la situación política.

Como parte del análisis de esta documentación, Pérez escribió el libro ‘Historia del Acta de la Independencia de Quito del 10 de Agosto de 1809’, editado por el Fonsal.

Otra de las hipótesis que se baraja sobre el paradero del acta original con las firmas de los próceres es que -como señala Pérez en su libro- esta habría sido llevada a Santa Fe de Nueva Granada, entre la documentación que el Virrey Amar y Borbón le pidió al Conde Ruiz de Castilla y que este envió por medio del doctor Vicente Félix de San Miguel, una vez que firmó las capitulaciones por las cuales volvió a ser Presidente.

En el Archivo Nacional del Ecuador no existe una copia del acta el 10 de Agosto de 1809 y tampoco los documentos relativos al primer grito de independencia ecuatoriana, que se encuentran en el Archivo General de la Nación, en Bogotá. Rocío Pazmiño, directora del Archivo Nacional del Ecuador, señala que esta información está en un archivo digital en desuso. “En septiembre viajaré a Colombia para firmar un convenio de cooperación para traer toda la documentación microfilmada que se encuentre sobre Quito”.

En su investigación, Pérez señala que de las tres copias originales, que hasta el momento se han encontrado, dos están en el archivo Restrepo y el único que reposa en Quito está en el Archivo Histórico del Banco Central -actualmente a cargo del Ministerio de Cultura y Patrimonio-, y que a diferencia de las que están en Bogotá tiene una introducción en la que reza que se pague el sueldo de las plazas que consten en el acta.

Enrique Ayala Mora, historiador y rector de la Universidad Andina Simón Bolívar aclara que el acta del 10 de Agosto de 1809 debería ser mencionada como acta del Gobierno quiteño y no como acta de la independencia. “Este documento es la credencial del país. Es fundamental para conocer la tónica y las tendencias que estaban debatiéndose en ese momento”.

El arquitecto Alfonso Ortiz Crespo, historiador de la Ciudad, agrega que el texto en ningún momento menciona que Quito se independizó de España. “Ese es uno de los equívocos que se vienen cometiendo desde hace tiempo. Es el acta de constitución de la Junta Soberana de Quito que depone a las autoridades españolas. Si se concibe este documento como el acta de independencia no se entendería por qué vino Antonio José de Sucre acá y se dio la Batalla de Pichincha del 24 de Mayo de 1822”.

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