En Imbabura, 4 pueblos bailan a ritmo diferente el Inti Raymi

Las comunas kichwas participarán en Ibarra en el Encuentro de los Pueblos. Foto: Ysi Garcés para EL COMERCIO.

Las comunas kichwas participarán en Ibarra en el Encuentro de los Pueblos. Foto: Ysi Garcés para EL COMERCIO.

Las comunas kichwas participarán en Ibarra en el Encuentro de los Pueblos. Foto: Ysi Garcés para EL COMERCIO.

Cada uno de los pueblos kichwas de Imbabura tiene su propio estilo para celebrar el Inti Raymi o Fiesta del Sol, en honor a las cosechas.

En cuanto a la danza, los otavalo y karankis se caracterizan por un zapateo suave y armónico. Los natabuela acostumbran asentar los pies con fuerza, al ritmo de los bandolines y guitarras. Mientras que, los kayambis tienen una danza dinámica acompañada de picarescas coplas.

Esas expresiones estarán presentes en el Cuarto Encuentro de los Pueblos en Tiempos del Inti Raymi, que congregará a 60 comunas. La cita, que se efectuará en el Parque Ciudad Blanca de Ibarra el próximo sábado 9 de junio del 2018,  es convocada por la Prefectura de Imbabura.

La idea es que los habitantes de la ciudad conozcan las tradiciones que preservan en esta celebración ancestral las parcialidades indígenas, asegura Fausto Giraldo, subdirector de Turismo de la Prefectura.

Esta es la festividad más importante de Imantag, en Cotacachi, y se llama Hatun Puncha (Día Grande, en español), que coincide con la celebración católica de San Pedro.

Desde las 11 comunidades llegan los danzantes para tomarse la plaza central. Así se denomina a la representación de apropiación simbólica de este espacio en donde se ubican las instituciones de poder.

Por turnos, los grupos bailan durante varios minutos golpeando con fuerza los pies, protegidos por botas y polainas. Es un baile único en el país, explica Miguel Ramos, líder de la parroquia, refiriéndose al ritmo en que ejecutan los pasos los bailadores.

El sonido es parecido a un redoble de tambores, que va acompañado del eco del churo, una especie de corneta, que emerge de un caracol gigante.

En la escena resalta la vestimenta. Hombres y mujeres lucen holgados pantalones y camisas de color blanco. También portan chalecos, sombreros y un látigo, elaborado con piel seca de ganado vacuno, atado a un pedazo de madera.

La última presentación de los zapateadores de Imantag fue el domingo anterior (3 de junio), en el marco de la presentación de este Cuarto Encuentro de los Pueblos en Tiempos del Inti Raymi. Hasta mañana, 8 de junio, recuperarán las fuerzas.

Pero el sábado próximo nuevamente se tomarán las calles de Ibarra.

Los danzantes kichwas kayambi, de la comunidad de Angla, en San Pablo de Lago, sacaban brillos a las campañillas de bronce, la última semana.

Las sonajas, atadas a un manto de cuero que los bailarines llevan en la espalda, es parte del vestuario de los ‘taitas’ (padres) de esta localidad, ubicada en los pies del volcán Imbabura. El traje se complementa con un zamarro, un pantalón de cuero de chivo, un pesado poncho de lana y un sombrero de tono azul.

Ellos bailan al ritmo de una flauta pequeña, a la que le conocen como tunda, y en cascabeleo de las campañillas. Los dirigentes de esta comuna están empeñados en que los jóvenes tomen la posta a los mayores, para que esta práctica ancestral, única entre los kayambis, no desaparezca.

En la comunidad Imbabura, del Pueblo Kayambi, un elemento infaltable de la celebración de la Fiesta del Sol es la rama de gallos y castillos.

Segundo Colta, presidente de esta parcialidad, explica que la vara atada de aves y la estructura de carrizo con frutas, panes y billetes se entregan cada año como un regalo de los priostes del año anterior a las nuevas dignidades.

Como una particularidad deben entregar los presentes con el doble de lo que recibieron antes, explica Colta.

La festividad, que se inicia a partir del 21 de junio y se extiende generalmente hasta agosto, es tan importante en las parcialidades indígenas que prácticamente se suspenden las actividades cotidianas, como la agricultura y la elaboración de artesanías.

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