Vista aérea de un pedazo de la selva amazónica a unos 65 kilómetos de Porto Velho en el estado de Rondonia de Brasil que arde en llamas. Foto: AFP.
Los incendios en la Amazonía de Brasil, los más graves de los últimos años, renovaron la alerta sobre los efectos de la creciente deforestación en la que es considerada la mayor región de selva tropical del mundo y donde cuatro de los países que la comparten reportan crecientes pérdidas de bosque.
La alarma internacional se disparó ante el impacto que puede tener en una región de 6,7 millones de kilómetros cuadrados (dos veces el tamaño de India), un espacio que alberga al menos el 10% de la biodiversidad mundial y hogar de grupos indígenas milenarios como los Yanomami y los Kayapó.
Los incendios han sido directamente asociados por organizaciones ambientalistas con la creciente deforestación, de la que responsabilizan a los hacendados y sus intereses económicos.
Cientos de kilómetros de la selva de la Amazonía de Brasil se consumieron con las llamas. Foto: AFP.
“El número de focos de incendio registrados en la Amazonía ya es en un 60% superior al de los últimos tres años y ese pico tiene relación con la deforestación y no con una sequía más fuerte como podría suponerse”, denunció la ONG brasileña Instituto de Pesquisa Ambiental de la Amazonía (Ipam).
Las instituciones advierten además que no solo la Amazonía está perdiendo espacio en el continente. La ONU es contundente: un tercio de la deforestación mundial ocurre en Latinoamérica.
En esta línea, los países de la Amazonía, compartida por Ecuador, Guyana, Surinam, Venezuela, Brasil, Bolivia, Colombia y Perú, siguen perdiendo cada año enormes extensiones de selva.
De acuerdo con el programa de monitoreo Global Forest Watch, del World Resources Institute, 12 millones de hectáreas de selva tropical desaparecieron en el planeta en 2018, con Brasil a la cabeza, al reportar más de un millón de hectáreas de bosques primarios arrasados, en una lista de diez naciones en la que también figuraron Colombia, Bolivia y Perú.
La situación en esta región “es una verdadera tragedia, asociada principalmente a quemas provocadas para hacerse con tierras“, dijo Elsa Matilde Escobar, directora ejecutiva de la Fundación Natura de Colombia, quien advierte que el impacto de los fuegos es también para la fauna, flora y, sobre todo, para culturas que pueden desaparecer.
Organizaciones ecologistas afirman que cerca del 20% de la Amazonía de Brasil ha sido destruida durante los últimos 50 años por la acción depredadora del hombre, que ha avanzado sobre la selva para expandir fronteras agrícolas o explotar riquezas minerales.
Imagen aérea tomada este 23 de agosto del 2019 que muestra una porción de la selva de la Amazonía mientras se incendia. Foto: AFP.
Datos de Greenpeace precisan, además, que “desde 1970 se ha perdido solo en Brasil una superficie forestal más grande que toda Francia” y que, mientras en la década de los noventa la selva absorbía 2 000 millones de toneladas de CO2, ahora se ha reducido a la mitad.
La versión sobre la relación directa de la creciente deforestación con el aumento de los incendios en la Amazonía ha tomado fuerza en el país, en medio de las críticas por las políticas medioambientales del presidente Jair Bolsonaro, quien llegó al poder en enero pasado.
De hecho un informe del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía, que desde hace 28 años estudia la región, apunta que la tasa de deforestación en la selva brasileña creció un 66 % en julio pasado en comparación con el mismo mes del año pasado.