Cuatro carreras tiene este centro de estudios superiores, ubicado en la Amazonía. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Motivados por la oferta de practicar en “un laboratorio vivo”, cientos de jóvenes de todo el país han elegido al Tena como su lugar de estudio. Desde el 2014, la Universidad Ikiam recibe a los estudiantes en sus instalaciones ubicadas en la zona de amortiguamiento de la Reserva Biológica Colonso- Chalupas.
Cada mañana, los chicos recorren ocho kilómetros desde el centro de la ciudad, que es donde la mayoría de ellos se aloja, hasta la universidad. Algunos optan por trasladarse en uno de los tres recorridos gratuitos que ofrece el centro. Otros usan el servicio público.
Tras 15 minutos de viaje, los carteles en la vía empiezan a anunciar que el destino está a pocos metros. Con una montaña de fondo, se levanta la estructura que cuenta con pasillos al aire libre, una cafetería, tres laboratorios y 10 aulas. En estas, se imparten cuatro carreras: Ecosistemas, Biotecnología, ingeniería en Ciencias del Agua y Geociencias.
Carmen Tobando, de 20 años, integra la primera generación que se graduará de esta universidad en el 2019. La joven quiteña cuenta que, aunque llegó sola al Tena, no tuvo problemas en adaptarse.
Vive en un departamento en el centro y gasta un salario básico cada mes, que incluye vivienda, alimentación y gastos extras. Cursa quinto semestre de la carrera de Ecosistemas. Lo que más le gusta son las clases dinámicas y conocer a personas de distintas ciudades.
Ikiam es una de las cuatro universidades emblemáticas, creadas por la Ley Orgánica de Educación Superior. Tiene 416 estudiantes. La mayoría son de Pichincha (22,4%), siguen los de Napo (18,3), Guayas (8,4%), Tungurahua (5,5%), Loja (5,3%) y Azuay (4,8).
Mónica Peñafiel, cuencana de 27 años, se interesó sobre todo por la ubicación. Tras rendir el examen de acceso y obtener 878 de puntaje, tuvo que trasladarse al Tena. Su madre la acompañó hasta que se instale. “Fue difícil encontrar una casa porque no conocíamos esta parte de la Amazonía”, dice. Después de buscar, encontró una vivienda de dos cuartos por la que paga USD 150 cada mes y comparte gastos con un amigo.
Ahora está cursando el cuarto semestre. Durante este período, los alumnos reciben las materias del tronco común y recién desde el quinto, se enfocan en una carrera. Desde el próximo semestre, la joven cuencana estudiará Biotecnología, para cumplir su sueño de “hacer un cambio enfocado en la agricultura”.
Pedro Carlos Martínez Suárez, vicerrector académico de Ikiam, considera que esta es una universidad “en la Amazonía y para la Amazonía”. El objetivo es que se convierta en un referente en América Latina, donde investigadores de todo el mundo puedan participar en el estudio de esta zona y su biodiversidad.
Hasta el momento, dice, existen 60 convenios de investigación con universidades nacionales e internacionales y se tienen 22 en espera. La invitación a los investigadores extranjeros es a que contribuyan con el cambio de la matriz productiva.
Ikiam cuenta con 62 docentes, de estos, un 70% son ecuatorianos. Martínez, de origen español, explica que esta es la universidad emblemática que tiene la mayor cantidad de profesores nacionales.
Desde septiembre del año pasado, el requisito para contratar profesores investigadores es que tengan PhD. Los sueldos de los docentes van desde USD 1 675 para auxiliares uno, hasta
USD 4 600, para principales uno. Para las autoridades el salario es mayor. La remuneración mensual unificada del rector es de USD 6 122 y del vicerrector académico llega a
USD 5 566. A esto se suman otros ingresos adicionales.
El salario de las autoridades en Yachay fue uno de los temas que puso al resto de las universidades de excelencia en la mira. “Ahora parece que las emblemáticas son el ojo del huracán o el malo de la película”, opina Martínez.
Para la autoridad de Ikiam, estos centros surgieron ante una crisis en el sistema de educación superior ecuatoriano y han permitido que aumente la producción y la cultura científica en el país.
Con respecto al presupuesto de esta universidad también se han dicho “barbaridades”, apunta Martínez. De acuerdo con los datos de Ikiam, el presupuesto de estos tres años suma USD 18 millones. El más bajo fue asignado en el 2017 (USD 5 009 408,24) y el mayor fue el año pasado, que llegó a los USD 8 millones.
La universidad continúa con más planes a futuro. Hace dos semanas fueron notificados sobre la incorporación de una quinta carrera, de Ciencias Experimentales, que se concretará en alianza con Yachay, en Urcuquí, y la Universidad Nacional de Educación (UNAE), en Cañar. Los alumnos cursarán ocho semestres en la UNAE y después podrán elegir entre Ikiam o Yachay.
En este año se espera inaugurar dos edificos en Ikiam. El uno es de laboratorios y el otro se utilizará para servicios académicos. Con la nueva infraestructura, la meta es tener 33 aulas en funcionamiento.