El brasileño Rafael Almeida vive desde hace cuatro años en Ecuador. Es investigador y docente de esta universidad. Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Desde hace varios años, un grupo de científicos de la Universidad Regional Amazónica Ikiam inició una investigación de largo aliento, la primera que emprendía esta institución educativa en un campo inexplorado: las propiedades del veneno de las serpientes. De hecho, los reptiles venenosos podrían convertirse en una buena fuente de nuevos medicamentos para enfermedades humanas. Así lo señala Rafael Almeida, director de la investigación universitaria.
Su equipo busca, entre otras tareas, desarrollar el conocimiento tecnológico-científico respecto de la bioquímica y toxicología de los venenos de estos reptiles y sus principales componentes. Con el transcurso del tiempo, el grupo ha adquirido experiencia sólida en esta línea de estudio, sobre todo después de realizar varios ensayos en esta área. Asimismo, ha establecido colaboraciones científicas, la mayoría con otras universidades ecuatorianas e internacionales. El objetivo es adquirir nuevos conocimientos sobre el tema.
Según el especialista, el estudio bioquímico resulta útil como línea base para encontrar antivenenos eficaces, sustancias que ayudarán en el largo plazo a encontrar la cura a enfermedades como la leishmaniasis.
Al mismo tiempo, estas muestras también representan fuentes valiosas de nuevas biomoléculas con acción terapéutica. Estas moléculas pueden ayudar a responder problemas de salud pública locales y globales, tales como el cáncer o enfermedades tropicales.
En este contexto, uno de los propósitos es fortalecer estas líneas de investigación en la universidad, mediante la capacitación de jóvenes ecuatorianos. Ellos, alrededor de 400 estudiantes de la carrera de Biotecnología, son claves para la visibilidad del país a escala internacional en el área de toxinología.
De acuerdo con Almeida, oriundo de Brasil, en el momento los científicos efectúan extracciones del veneno de las serpientes, sobre todo de la temida culebra equis, la cual se captura con trampas en los alrededores selváticos de Tena, en el Napo.
En el veneno de serpientes los estudiosos encuentran, sobre todo, proteínas y péptidos (uno o más aminoácidos unidos por enlaces químicos).
Almeida sostiene, además, que su estudio está muy enfocado a la investigación de las propiedades farmacológicas de las moléculas del veneno de la serpiente. Algunas tienen características leishmaniasis, es decir, son letales contra el parásito de la leishmaniasis. Este microorganismo provoca la grave enfermedad en los seres humanos, sobre todo de las zonas tropicales. Del análisis del veneno de la serpiente equis, por ejemplo, se ha observado también que posee propiedades antitumorales, lo cual resulta muy prometedor para los investigadores.
Por otro lado, los venenos de serpientes, como manifiesta el académico, son bibliotecas naturales complejas compuestas por moléculas funcionalmente diversificadas, que pueden servir como herramientas moleculares. Estas permiten entender procesos fisiológicos, patológicos o evolutivos.
Almeida y sus alumnos han diseñado pequeños péptidos que mimetizan regiones de una toxina previamente caracterizada en la literatura y aislada del veneno Agkistrodon spp. Lo interesante es que estas moléculas sintéticas han demostrado una promisoria actividad leishmanicida en ensayos in vitro. Lastimosamente, Ecuador carece de la información estructural de los componentes de venenos. El ente regulador, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) no lo tiene entre sus funciones.
Por este motivo, el investigador de Ikiam aspira a que en el futuro los académicos puedan inspirarse en biomoléculas presentes en los venenos de serpientes ecuatorianas.
En la actualidad, los investigadores analizan la variabilidad toxicológica y bioquímica del veneno de la serpiente Bothrops atrox, que se puede encontrar en toda la Amazonía.
En las investigaciones realizadas en Ikiam, los venenos representan el punto de partida. De hecho, estos se extraen de manera manual con extremo cuidado y por especialistas en el área. Este proceso es similar al llevado a cabo para la obtención de inmunógenos, para la producción de los antivenenos.
Hay que mencionar que para la obtención de este material para la investigación científica es indispensable contar con permisos de investigación que otorgan actualmente el Ministerio del Ambiente, la Arcsa y los gobiernos locales, los cuales entregan a los científicos las respectivas autorizaciones para el manejo de la fauna en su territorio.