Así es Ikaro, el restaurante que fusiona gastronomía ecuatoriana y ganó una estrella Michelín

El restaurante Ikaro de la ecuatoriana Carolina Sánchez y el vasco Iñaki Muria fue reconocido el pasado 21 de noviembre del 2018 con una estrella Michelín. El local oferta una fusión de gastronomías ecuatoriana, española y vasca. Foto: Facebook/ Restauran

El restaurante Ikaro de la ecuatoriana Carolina Sánchez y el vasco Iñaki Muria fue reconocido el pasado 21 de noviembre del 2018 con una estrella Michelín. El local oferta una fusión de gastronomías ecuatoriana, española y vasca. Foto: Facebook/ Restauran

El restaurante Ikaro de la ecuatoriana Carolina Sánchez y el vasco Iñaki Muria fue reconocido el pasado 21 de noviembre del 2018 con una estrella Michelín. El local oferta una fusión de gastronomías ecuatoriana, española y vasca. Foto: Facebook/ Restaurante Ikaro.

Cochinillo preparado con la receta de un tradicional hornado, empanadas de verde rellenas de encocado de changurro, postres de tomate de árbol y, por supuesto, cacao. Estas y otras fusiones de gastronomía ecuatoriana con cocina de España y del País Vasco propuestas por el restaurante Ikaro fueron reconocidas el pasado 21 de noviembre del 2018 con una estrella Michelín, un galardón que se otorga a la excelencia culinaria.

Al frente de Ikaro- un pequeño restaurante ubicado en el norte de España con capacidad máxima de 30 personas- están la ecuatoriana Carolina Sánchez y su pareja Iñaki Muria. El local funciona desde abril del 2017 con el concepto de fogones a tres bandas: los ecuatorianos de Sánchez, los vascos de Muria y los riojanos, donde está ubicado el restaurante.

En entrevista con EL COMERCIO, Sánchez cuenta que la idea del local empezó a cocinarse un poco más de un año antes de su inauguración. Esta ecuatoriana llegó a España desde Cuenca para estudiar una maestría en el Basque Culinary Center de San Sebastián.

La cuencana Carolina Sánchez es una de las propietarias del restaurante Ikaro, recientemente galardonado con una estrella Michelín. Foto: cortesía Carolina Sánchez.

En un inicio, Sánchez tenía previsto quedarse solo por el año que duraba el posgrado, pero conoció a su pareja y juntos se instalaron en La Rioja con el sueño de un día tener su propio restaurante.

El sueño se cumplió y ahora se ve materializado en un pequeño local en el que trabajan nueve personas. "Tenemos las mesas que queremos", distribuidas cómodamente en el espacio del restaurante. "Intentamos que el servicio sea muy personalizado, muy cuidado", dice esta chef ecuatoriana que se muestra feliz de haber logrado lo que quería con su restaurante en menos de dos años. 

Ikaro, cuenta Sánchez, se basa en un menú de degustación que permite a los comensales disfrutar de una diversidad de platillos. “Nuestra idea siempre desde el principio fue que se note esa fusión, queríamos hacer una mezcla entre las tres cocinas. Eso es lo que ofrecemos”, asegura.

Debido a la dificultad de conseguir en España ingredientes frescos de la cocina ecuatoriana, el toque local Ikaro está presente sobre todo en la preparación de los platillos que oferta el restaurante.

Es así como parte de su oferta actual son unas tradicionales cascaritas preparadas con cochinillo, un producto típico español. Este plato se prepara con achiote, para el color, y se sirve con ají de mango.

Uno de los platos que oferta el restaurante Ikaro es un cochinillo al estilo ecuatoriano servido con ají, papas con salsa de pepa de zambo y aguacate. Foto: cortesía Carolina Sánchez.

Otro platillo ecuatoriano que ha gustado mucho a los comensales de Ikaro es el melloco. “Aquí nadie los conocía hasta que nosotros los pusimos en el restaurante, les hacemos con un polvo de limón y de chile”, cuenta Sánchez.

La originalidad en los platos fue lo que hizo que Ikaro obtenga la estrella Michelín, pues la guía premió al local por su “visión moderna de la gastronomía riojana”. La Michelín busca cada año originalidad, consistencia y calidad, pero mantiene la evaluación a los locales en secreto.

Sánchez cuenta que uno de los inspectores que la guía envía visitó el local hace un año. “Ellos reservan, vienen, comen y al final de la comida, cuando pagan, te dicen mira soy de la Michelín y te dan la tarjeta”. Esta primera visita de un inspector fue exitosa. “Nos dijo que había comido muy bien y que bueno, todavía teníamos que aprender, pero que íbamos a estar recomendados en la guía” afirma.

Ikaro tuvo una segunda visita meses después de este evento, pero esta vez la persona no se identificó. “No nos dio la tarjeta nunca, pero luego nos enteramos por gente de otros restaurantes que había sido un inspector y que había comido muy bien y que le había encantado”.

Ni Sánchez ni Muria supieron más de la guía hasta un mes antes de la gala de premiación, cuando recibieron un correo electrónico con una invitación para asistir al evento que se celebró el pasado 21 de noviembre del 2018 en Lisboa.

Cinco días antes de la gala la pareja recibió una invitación física, pero aún así no estaba segura de que Ikaro sería premiado “no dijimos a mucha gente, porque realmente no teníamos la seguridad de que nos iban a dar nada”, dice Sánchez. “Era un poco incierto, pero al final fuimos y nos dieron la estrella, así que estamos muy contentos”.

Carolina Sánchez e Iñaki Muria en la gala de premiación de la guía Michelín el pasado 21 de noviembre del 2018. Foto: Facebook/ Restaurante Ikaro.

Para esta joven chef, escuchar el nombre de su pequeño restaurante durante la gala de premiación la dejó sin aliento. “Creo que los dos estábamos como flotando en una nube. Fue un momento que nunca olvidaremos la verdad, muy emocionante”, sostiene.

La ‘ecuatorianidad’ de Ikaro va más allá de las preparaciones gastronómicas. Algunas piezas de la vajilla y los cubiertos con los que el restaurante sirve sus platos son oriundos del país. Un ejemplo de ello son unos platos hechos con piedras de río vaciadas oriundos del cantón Nabón que la pareja llevó para el restaurante. “Nos trajimos 30 kilos de piedras, fue una locura, la gente no nos creía”, dice entre risas.

Además de estos platos, los comensales disfrutan de la comida de Ikaro con cubieros hechos de concha de Nácar, tradicionales de la costa. Reciben sus cuentas en canastas de paja toquilla de Cuenca y dulces y chupitos de cacao servidos en una vaina de cacao vaciada.

“A la gente le encanta”, comenta Sánchez, quien asegura que los comensales tienen interés de comprar las canastitas en las que reciben sus cuentas “les gusta mucho”.

La pareja visitó Ecuador en agosto del 2018 y llevó de regreso a España vainas de cacao vacías en las que ofrece a sus comensales chocolate ecuatoriano y unos chupitos de cacao. Foto: cortesía Carolina Sánchez.

Si bien ahora la comida ecuatoriana es muy apreciada dentro del menú del restaurante, en un inicio los chefs se mostraron dudosos antes de incluir la fusión en su oferta. Esto se debió, según cuenta Sánchez, a que la gente de La Rioja es más tradicional. 

Pero el toque ecuatoriano no hizo más que ayudar a que Ikaro despegue. Tuvo mucha aceptación y la demanda es cada vez mayor. Tanto así que los comensales quieren un día o noche dedicado solo a la comida ecuatoriana o que se aumente la oferta de esta gastronomía en un menú que crece con la inspiración que la pareja obtiene cuando vista el país. 

Suplementos digitales