Aún no hay respuesta sobre el pago de pensiones patronales del IESS

Los médicos y exfuncionarios administrativos del IESS  llegaron a la Contraloría para protestar. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Los médicos y exfuncionarios administrativos del IESS llegaron a la Contraloría para protestar. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Los médicos y exfuncionarios administrativos del IESS llegaron a la Contraloría para protestar. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Las joyas que compró Rubén Suárez cuando tenía un trabajo fijo, y no conocía lo que era la insolvencia, ahora están en una casa de empeño.

Le dieron poco más de USD 1 000. Espera que el dinero le dure al menos hasta que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) levante la medida que suspendió el pago de su pensión patronal, desde octubre pasado.

Se jubiló luego de 32 años de trabajo, como radiólogo. Al mes recibía USD 1 270. Pero ese dinero ya no llega a su cuenta.

Suárez, de 63 años, esperaba tener buenas noticias ayer (8 de diciembre). Sus compañeros, representantes de unos 7 000 extrabajadores del IESS, tuvieron una reunión con funcionarios de la Contraloría. Ese ente debía emitir un informe, por pedido del Seguro para determinar si cabe o no el pago de las pensiones. Pero el documento no se emitió y no se dio un tiempo para hacerlo.

Como la mayoría de jubilados que llegaron a la capital desde Chimborazo, Tungurahua, Guayas, Imbabura... Suárez se molestó. En las afueras de la Contraloría gritaron, algunos, hasta quedarse sin voz.

La corneta que el radiólogo llevó a la protesta se escuchaba a lo largo de la av. Juan Montalvo, que fue cerrada.

Los que vinieron de Guayas salieron a las 23:00. Estuvieron en Quito a las 06:00 y no pudieron descansar. Sortearon la incomodidad del viaje compartiendo sus anécdotas. Pedro Palacios, de 64 años, fue jefe de Pediatría en el hospital del IESS Efrén Jurado López.

Estableció un sistema de emergencias para atender los casos más graves en menor tiempo y hacer más óptima la atención. “Amaba la institución; le di todo lo que tenía. Por eso ahora me duele tanto que ni ese trabajo quieran reconocer”.

Nunca supo lo que era una pensión. En el IESS le explicaron que ni él ni nadie que se haya jubilado desde el 2006 tenía derecho al cobro mensual.

Ese año hubo una reforma en la que los funcionarios que estaban bajo el Código de Trabajo pasaron a la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa, hoy Ley Orgánica de Servicio Público. Esto implicó perder las pensiones patronales.

Aunque lo que cabía, como señala Suárez, era que los liquiden. En su lugar, los jubilados siguieron cobrando porque el IESS emitió, ese mismo año, la Resolución 880, que garantizaba los derechos adquiridos en el Código de Trabajo. Hasta ahí llegó todo.

Pero el problema volvió a activarse cuando el IESS suspende el pago con base al borrador del informe de la Contraloría, que no tomaba en cuenta la Resolución 880 ni el Decreto Ejecutivo (225) del 2010, que también reconoce el derecho.

Por eso Suárez estaba convencido ayer lunes de que el informe iba a ser favorable. Necesitaba un alivio en su vida, en medio de la tempestad que enfrenta.

Las responsabilidades económicas que adquirió tras su divorcio hacen que no cuente cada mes con la pensión por vejez que tiene. Solo le quedaba la patronal y las joyas.

Sus compañeros que estuvieron en la reunión en Contraloría le dijeron que no se desanime. No todo fue negativo. Los funcionarios de ese ente -según los dirigentes- reconocieron que tienen la razón. Pero que la decisión final está en el IESS. El organismo no ha respondido un cuestionario que este Diario envió sobre el tema el mes pasado.

A Suárez le queda esperar. Ha intentado conseguir trabajo, pero sus canas y trayectoria solo valen un sueldo de USD 200 o 300 en las casas de salud a las que ha llegado. “Creen que porque uno envejece pierde la dignidad. No es justo”.

Suplementos digitales