La ideología representa la relación con el mundo

El catedrático Édison Paredes hace un alto para conversar y para fotografiarse, en el vestíbulo del edificio José Joaquín Olmedo de la Universidad Andina Simón Bolívar, en Quito. Diego Pallero / El Comercio

El catedrático Édison Paredes hace un alto para conversar y para fotografiarse, en el vestíbulo del edificio José Joaquín Olmedo de la Universidad Andina Simón Bolívar, en Quito. Diego Pallero / El Comercio

El catedrático Édison Paredes hace un alto para conversar y para fotografiarse, en el vestíbulo del edificio José Joaquín Olmedo de la Universidad Andina Simón Bolívar, en Quito. Diego Pallero / El Comercio

En compañía de Edison Paredes, la nitidez de pensamiento parece
lo natural. Pero como minutos después quedará sentado en nuestra conversación, no hay nada natural en una relación humana, aunque las ideologías -que es el tema de esta entrevista- hagan todo lo posible para que así parezca.

Para mucha gente la palabra ideología huele a naftalina, ¿a usted a qué le huele?
Sí, a veces la ideología en nuestras ideas inmediatas tiene una connotación peyorativa; decimos: eso es ideológico como si fuera malo y aparece como si fuera algo de lo que tendríamos que zafarnos.
Algo viejo, además.

Pasado de moda. Es descalificativo también, a veces, en los usos oficiales. ¿Cree que es posible vivir sin ideología?

No es posible. Más bien, esa idea es ideológica. Lo paradójico es que queremos librarnos de la ideología y esa búsqueda es en sí misma ideológica.

¿Es deseable que deje de existir la ideología?
No es ni deseable y tampoco es posible. El problema es con qué ideología estamos estructurando nuestra vida. No, tenerla. No podemos ser humanos sin sistemas ideológicos.

Una ideología, de cualquier tipo, ¿es un sitio cómodo en el cual instalarse para ver pasar la vida?

No necesariamente. Depende del tipo de ideología; algunas van a ser bastante incómodas para poder vivir. Otras quizá nos den las posibilidades de avanzar, de enfrentarnos a las circunstancias en las que nos coloca la existencia.

¿Cuál diría que en este momento es una ideología incómoda para adoptar?
Hay algunas. Las ideologías son representaciones imaginarias que nos hacemos, pero no de la realidad sino de nuestras relaciones con el mundo. Por ejemplo, en una ideología religiosa no es que nos representamos a Dios directamente, sino a nuestra relación con lo sagrado. Ahora, depende de cómo representemos esa relación para que esa ideología ayude a mejorar nuestra existencia.

Y también a integrarnos socialmente.
Cualquier ideología tiene esa función de cohesión social. Sino que hay ideologías que justifican por ejemplo la dominación, la subordinación, como las ideologías patriarcales.

A ver...
Una ideología patriarcal establece una representación imaginaria de la relación al interior de la familia, por poner un ejemplo. Y coloca en roles jerárquicos a hombres y mujeres, a padres, madres e hijos. Pero esa es solo una forma de ver la relación, y la ideología patriarcal justifica eso como si fuera natural o por designio divino: “Dios nos colocó en esos lugares y en esas funciones y tenemos que quedarnos ahí”. Ese tipo de ideología justifica un orden social como orden natural. Pero puede haber otras ideologías liberadoras, por ejemplo.

¿Como el feminismo?

Algunas tendencias del feminismo, algunas tendencias de liberación social y política que tratan de modificar el sistema de relaciones y, por tanto, sus ideologías justifican una práctica y una tendencia liberadora para modificar el sistema de relaciones. En este caso, al interior de la familia.

Ya que mencionó al patriarcado, clarifique esto que algunos llaman ‘ideología de género’: ¿existe?, ¿está mal entendido?
No, no está mal entendido. Yo creo que no hay una solo ideología de género. Posiblemente haya muchas. Y no soy experto en esto, pero este tipo de discursos lo que hacen es tratar de modificar los sistemas de relaciones que aparecen como naturales y normales.

¿El patriarcado puede ser una ideología de género?
Sí, porque establece un tipo de relaciones, pero no liberadoras. Pero justifica una forma de relacionarse jerárquica. Toda ideología que justifique jerarquía, sustenta ese orden como natural, como normal, como designio de alguna entidad superior. Las jerarquías no son naturales, son construcciones sociales.

¿Qué es una ideología si no permite la crítica y la autocrítica?
Si una ideología no permite las posibilidades de un pensamiento crítico es altamente conservadora; porque justifica un orden social como orden natural. Hay otras ideologías que favorecen el proceso crítico y posibilitan mirar a la sociedad como construcción histórica y las posibilidades de transformación social.

Y no tiene nada que ver con derechas o izquierdas.
No necesariamente. O sea, las personas en la derecha también pueden tener ideologías críticas. Y las que profesan o están ligadas a la izquierda también pueden tener ideologías profundamente conservadoras y justificadoras.

¿A qué cree que nos condena la ideología?
La ideología, cualquiera que sea su posición, nos condena a seguir siendo humanos. Porque somos capaces de producir mundos y también somos capaces de destruir. Y tanto lo uno como lo otro empieza a ser pensado, mirado y justificado desde la ideología.

¿Los populismos, de todo cuño, son posibles gracias a lo que algunos han llamado el fin de las ideologías?
No creo. Los populismos son formas políticas clientelares, paternalistas que no favorecen la autonomía del otro. Esto se da porque las ideologías se materializan a través de lo que llamamos aparatos ideológicos del Estado.

Ponga un ejemplo.
En instituciones como la familia. Cuando la familia nos pone un nombre, y al nombre vienen asociados roles, funciones y lugares sociales, marca un destino. En la familia se van generando las tablas de valores, el bien y el mal, lo justo y lo injusto, con quién se lleva, con quién no, qué estudia, qué no estudia, en qué caso le apoyan y en qué caso no… La familia es una estructura política en la que hay una ideología.

Pero es necesario un cierto orden, ¿no?
Pero no natural.

Es una convención.
Es una construcción social. Y no necesariamente un orden tendría que venir impuesto. Es posible generar una norma colectivamente; es la capacidad que tenemos los seres humanos de normatividad. Si la norma viene impuesta por otro, como el legislador, el jefe... eso es normalización. Generalmente las ideologías dominantes son normalizadoras, mientras las ideologías que potencian la capacidad crítica, creativa y constructiva están ligadas a la normatividad y no a la normalización y disciplinamiento.

¿No cree que alguien que lea esto diga: “Este señor Paredes es anarquista”?
(se ríe) No, porque considero que la vida humana no es posible sin normas. El desafío es cómo se construyen y constituyen las normas. Es importante la norma porque los seres humanos necesitamos límites. El límite es fundamental, pero el límite es el otro, no es la ley.

¿Qué les diría a quienes quisieran que desaparezcan las ideologías y que seamos solo pragmáticos?
Sin las ideologías es imposible vivir. A veces consideramos que las personas por esencia son de izquierda o de derecha, y eso es una ideología dominante: el esencialismo. Digamos, yo soy revolucionario, pero resulta que después de unos años ese que se ha considerado revolucionario se ha vuelto un represor.

¿Cómo es posible que siendo una esencia del ser después eso cambie?, se preguntan.
pensando en Daniel Ortega, ahora mismo.
Sí, en Daniel Ortega o en cualquier otro de aquí mismo. Pero las ideologías no son esencias, no son atributos, son posiciones que adoptamos. Entonces, puede ser que en estas circunstancias yo pueda adoptar una posición ideológica X y a veces, inconscientemente, en un espacio distinto pueda tener otro tipo de ideología. Por ejemplo, una persona que se considere revolucionaria y de izquierda pero que tenga posiciones patriarcales. Estos esencialismos dicen, por ejemplo, que yo soy hombre por naturaleza, pero no es así. Eso nos lleva justamente a esas ideologías que naturalizan una condición.

¿Somos mucho más dúctiles de lo que creemos?
Mucho más. Y si seríamos más abiertos tendríamos la posibilidad de enriquecernos con las diferencias. La vida sería mucho más llevable si asumiéramos posiciones más coherentes y no esencias.

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