El vuelo de Jack Ma continúa en los aires filantrópicos

El empresario chino Jack Ma apuesta por la digitalización y robotización de los trabajos, pero con un componente fundamental: los humanos. Fotomontaje: EL COMERCIO

‘Los maestros siempre quieren que sus alumnos los superen; por ello, lo que debemos hacer, para mí y para la compañía, es dejar que las personas más jóvenes y con más talento asuman roles de liderazgo”. La formación integral de sus equipos ha sido, de cierta manera, la hoja de ruta en la que ha trabajado el multimillonario Jack Ma.
Hace un par de semanas cumplió 55 años de edad y, además, cerró uno de los ciclos más importantes de su vida al dejar el cargo de presidente ejecutivo de Alibaba Group, uno de los consorcios de negocios con mayor impacto en el comercio digital del siglo XXI.
La historia de Ma se enmarca a la perfección en la trama de una película que hable sobre el éxito de un emprendedor. Luego de fracasar con dos empresas y terminar como profesor de inglés, en 1999, el empresario chino logró abrir Alibaba, una empresa que literalmente introduciría a China en el mercado digital del presente siglo.
Pero para poder llegar a crear un nuevo paradigma en una China que intentaba permear su muro comunista, Ma hizo un viaje a Estados Unidos, a mediados de la década de 1990, donde conoció la Internet. En una de sus búsquedas, quiso encontrar algo sobre la “cerveza”, pero no encontró resultados en chino para esta palabra.
Este encuentro con la sociedad digital y la ausencia del chino en el entorno tecnológico fue el detonante para crear un nuevo modelo de negocios nunca antes visto en su país. Así creó una plataforma que debía servir como escaparate virtual para miles de marcas, en el que la compra sea segura y, sobre todo, haya cierto nivel de personalización en el trato a la clientela para satisfacer sus necesidades.
Bajo esta visión, el grupo Alibaba definió un nuevo estándar que ahora se refleja en un tráfico diario de 700 millones de usuarios en sus diferentes páginas, con más de 500 millones de transacciones financieras digitales cada día.
En el centro del trabajo de Ma, en efecto, ha estado aquella necesidad de crear una relación de codependencia con los clientes y la empresa. Su modelo de negocios no solo trata de ofrecer un sinnúmero de productos para toda clase de gustos, sino también de trabajar en torno a los datos que recolecta la compañía por sus transacciones para ofrecer una experiencia más cercana y con alto índice de satisfacción.
Luego de dos decenios, este modelo empresarial mantiene su éxito. Desde 1999 hasta la actualidad, Alibaba se ha convertido en una de las empresas más exitosas del mercado asiático. La inversión inicial que hizo Ma de USD
20 000 pasó a una fortuna personal de USD 40 000 millones, según la revista Forbes.
Para pasar de una situación financiera precaria hasta convertirse en uno de los líderes empresariales de Asia, Jack Ma siempre ha tenido en cuenta cuatro elementos, a los cuales englobó dentro de su ‘Teoría de las cuatro E para CEO’: Entrepreneur (emprendimiento), Education (educación), E-frastructure (infraestructura electrónica) y E-government (gobierno electrónico). Para Ma, es importante crear un ecosistema que permita a la gente educarse con las herramientas digitales necesarias, sin importar su campo de acción, para que sepa cómo actuar en una era atravesada por la tecnología. Al mismo tiempo, esto obliga a los gobiernos a ser más transparentes, ya que sus ciudadanos conocen bien el sistema en el que viven.
Un final consciente
En su libro ‘Alibaba: La casa que construyó Jack Ma’, el empresario Duncan Clark señala que Ma ha estado “conscientemente preparando su salida”. Este proceso se puede apreciar en los giros empresariales y personales que ha tomado, sobre todo en el último decenio, cuando su consorcio ya tenía un puesto relevante en el mercado asiático.
Una de esas decisiones fue, precisamente, incluir a las mujeres en la nómina de altos ejecutivos de la compañía. En uno de sus recientes discursos, Ma defendía que ellas aportaban un nivel de comprensión y sabiduría que son necesarios en los entornos empresariales, en especial en un momento en que se ha creado un tejido social altamente diverso.
Otra de las acciones que ha realizado fue la creación de la Fundación Jack Ma, que en 2014 se abrió con la finalidad de apoyar a los procesos de aprendizaje de niños y jóvenes chinos. En más de una ocasión, él ha puesto en entredicho el actual modelo educativo chino, que también es uno de los más exitosos en las certificaciones internacionales, porque pone énfasis en aspectos como la repetición de antiguos conocimientos.
En su intervención en el Foro Económico Mundial del año pasado, en Davos, Ma sostuvo: “Si no cambiamos la manera en la que enseñamos, en 30 años tendremos problemas. Enseñamos a los niños cosas de hace 200 años basadas en el conocimiento y no podemos enseñar a los niños a competir con máquinas que serán más listas”. En ese sentido, para él es más importante que la educación de las próximas décadas esté enfocada en los “valores, creencias, pensamiento independiente, trabajo en equipo, cuidados, deportes, música, pintura y arte”, ya que son elementos que nos caracterizan como seres humanos y en los que las máquinas no podrán superarnos.
Al dejar Alibaba, y como lo escribe Clark, Ma quiere continuar con su vuelo vital pero sin convertirse en un Ícaro que caerá por llegar muy alto. Si ya hizo su fortuna con los negocios, ahora pretende hacer de la filantropía su eje de vida.