Las ideas de Jorge Carrera Andrade siguen vigentes

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Ensayo, poesía e historia fueron algunas de las áreas en las que trabajó el escritor.

El 7 de noviembre se cumplirá el trigésimo sexto aniversario luctuoso de Jorge Carrera Andrade, quien es considerado uno de los escritores más destacados de la escena ecuatoriana. Su prestigio está avalado en la solidez de su obra en poesía, narrativa, ensayo y epistolar, que sin llegar a ser extensa se cuenta entre lo más pulido de las letras locales.

De hecho, la importancia de su trabajo ha llevado a vasta cantidad de investigaciones en torno al mismo, que incluso supera su propia producción; más de medio centenar de libros desgrana sus motivos como escritor, así como sus relaciones con el Ecuador y autores de países como Estados Unidos, México o Francia.

Coincidencialmente, en estos días circula la sexta entrega de la serie ‘Cuadernos a pie de página’, editada por el investigador y bibliotecario Gustavo Salazar, quien ha estudiado la obra de Carrera Andrade por más de 20 años.

A pesar de que es consciente de que la obra de Carrera Andrade ha sido estudiada ampliamente, Salazar cree que aún falta ahondar en su literatura. Uno de los puntos centrales de su publicación son las piezas epistolares entre él y otras personalidades de las letras, como Gabriela Mistral, Gonzalo Zaldumbide, Pedro Salinas, Jaime Torres Bodet y otros.

En estas, él se da a conocer como un hombre conocedor de lo que sucede en el resto el mundo, como un intelectual que intenta conectar (tal vez no conscientemente) al Ecuador con la humanidad.

“El mérito de Carrera Andrade es que no deja de ser ecuatoriano, a diferencia de quienes actualmente dicen que pertenecen al país de la línea imaginaria”, dice Salazar.

Esta estrecha conexión con el país no solo se nota en sus cartas. También está presente en sus investigaciones ‘El camino del sol’ y ‘La tierra siempre verde’, sus dos libros de historia sobre el Ecuador.

Para Fernando Escobedo, historiador y lector asiduo del autor de ‘Floresta de los Guacamayos’ (uno de los poemarios favoritos de Carrera Andrade), vale destacar del escritor quiteño su tenacidad en cuanto a la investigación histórica.

“La tierra siempre verde’ no solo habla de la ocupación española en el actual Ecuador. Es también una fuente de conocimiento acerca de su relación filial con su pueblo, con sus costumbres”, dice.

El bibliotecario e investigador Raúl Pacheco, por su parte, destaca de la faceta ensayística de Carrera Andrade “su extraordinaria sensibilidad ecológica y su gran conocimiento de la poesía mundial, europea, francesa e hispanoamericana, y de todo el proceso cultural latinoamericano”.

A su criterio, estos conocimientos lo llevaron “a atisbar en su prosa ensayística horizontes de sentido para la pervivencia de una cultura otra, solidaria, sincrética, que mirara en conjunción el entorno natural, los pequeños seres y la existencia misma del hombre planetario…”.

Estas características lo llevarían a ubicarse junto a grandes figuras del ensayo latinoamericano, como Alfonso Reyes, Octavio Paz, Jorge Luis Borges.

Es previsible la admiración de los ecuatorianos hacia uno de sus insignes escritores, pero este sentimiento también es compartido por los extranjeros que han (re)leído su obra literaria.

Entre ellos, el poeta y escritor vasco Aitor Arjol. Él lo define como un “creacionista joven” y destaca, entre otros, ‘Microgramas’: “Un compendio de minúsculos pensamientos, a medio camino entre el aforismo, el detalle, las greguerías de Gómez de la Serna o la concreción de su propio universo vital”. Es decir, un cultor de palabra en toda su importancia.

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