La National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) difundió a inicios de este mes una imagen sobre José e Irma en el océano Atlántico. Foto: AFP
A su paso, los huracanes cambian toda la estructura de las zonas afectadas. Además de las pérdidas humanas y materiales, estos fenómenos generan consecuencias a corto y largo plazo en el ambiente.
Tras el paso de Irma, el observatorio de la NASA divulgó unas imágenes que demostraban el cambio en la vegetación de las islas del Caribe. Vistas desde el satélite Landsat, las áreas que hace algunos meses eran verdes, pasaron a ser zonas cafés o grises.
Según Kathryn Hansen, de la NASA, los vientos que superaron las 185 millas por hora en Barbuda, Anguilla, Cuba y las islas Vírgenes fueron los responsables de este cambio de color en el paisaje. El huracán arrancó plantas y árboles. Además, la sal secó las hojas, causando que todo en las islas tome una tonalidad café.
Luis Maisincho, investigador de la Universidad Regional Amazónica Ikiam, explica que estas zonas no van a recuperar su color ni se van a regenerar en el corto plazo. Las alteraciones en el ambiente también van a generar cambios en la temperatura.
Según Maisincho, el suelo es el encargado de recibir la energía del Sol, la acumula y luego transmite el calor hacia la atmósfera. Una superficie oscura es capaz de recibir mayor cantidad de energía.
Por eso, en los sitios donde cambió la coloración, la tierra va a aumentar su capacidad de recepción de energía y, como consecuencia, va a incrementar la temperatura de la zona.
El especialista explica que esto se evidenciará de una forma más clara cuando ya se estabilice la situación y se pueda hacer un monitoreo.
Fabio Bellacanzone, especialista de la Dirección Pronósticos y Alertas Hidrometeorológicas del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), dice que los huracanes “son sistemas tan fuertes y en escala tan grande” que afectan la circulación atmosférica e influencian en las condiciones de otras partes del mundo.
A partir de esta semana el huracán María estará sobre las islas del Caribe. Este fenómeno, indica Bellacanzone, incide en la circulación en los niveles bajos de la atmósfera, lo que provoca que ingresen masas de aire más secas desde la Amazonía peruana hacia la región amazónica del Ecuador y causen un cambio en las condiciones del clima.
Según Maisincho, en el país también se sintieron las repercusiones del huracán Irma. La inundación que ocurrió en el Tena a inicios de este mes, dice, estuvo influenciada por las masas de humedad que se emitieron desde el Atlántico.
Por lo general, las zonas costeras son las más afectadas por los cambios que generan los huracanes, ya que el nivel del mar puede subir dependiendo de la intensidad. En un inicio, estos fenómenos se convierten en una “aspiradora” que absorbe el agua hacia su centro y ocasiona que se extienda la superficie de la playa.
Aunque después el nivel del mar vuelve a su normalidad, este cambio produce un impacto en las especies que viven en los océanos. Según la Federación Nacional de Vida Salvaje de Estados Unidos, los delfines y los mamíferos del mar son los más afectados.
Estos animales son empujados hacia la orilla durante las tormentas más fuertes. Las aves son otras especies vulnerables en estos eventos. Los vientos y las tormentas tropicales cambian la ruta de vuelo, arrasan con sus nidos y la deforestación provoca que estos animales pierdan su hogar.