Un huésped de más de 700 años llega a la parroquia rural de Perucho, en Quito

Este sábado 14 de septiembre del 2019 el Instituto Metropolitano de Patrimonio de Quito hará la entrega oficial de los restos de 700 años de antigüedad que corresponden a una mujer. Foto: Cortesía IMP

Este sábado 14 de septiembre del 2019 el Instituto Metropolitano de Patrimonio de Quito hará la entrega oficial de los restos de 700 años de antigüedad que corresponden a una mujer. Foto: Cortesía IMP

Este sábado 14 de septiembre del 2019 el Instituto Metropolitano de Patrimonio de Quito hará la entrega oficial de los restos de 700 años de antigüedad que corresponden a una mujer. Foto: Cortesía IMP

La localidad de Perucho (norte de Quito) recibe este sábado, 14 de septiembre del 2019, oficialmente a un huésped más de 700 años, cuyos restos fueron hallados en junio del 2019 mientras se realizaban trabajos de limpieza a un costado de una carretera, a 90 kilómetros de Quito.

Se prevé que la osamenta, que correspondería a una mujer de unos 35 a 45 años de edad y de una estatura de aproximadamente un metro y medio, repose en el Museo de Perucho.

El esqueleto fue descubierto al norte de Quito a una profundidad de 70 centímetros y con fragmentos de cerámica prehispánica, según confirmó en junio el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).

De pozo simple (una sola cavidad), poco profundo y sin ajuar funerario, la tumba se halló en una zona situada cerca de la localidad de Perucho, de alta densidad arqueológica por la etnia del mismo nombre que vivió allí en la época preincaica.

El esqueleto hallado estaba en posición fetal y en buen estado de conservación.

Museo de Perucho, un centro cultural que concentra la identidad de la parroquia:

Los restos estaban cubiertos por una capa de ceniza que los expertos aseguran que procede de una erupción en 1250 d.C. del volcán Quilotoa, unos 250 kilómetros más al sur.

El hallazgo tuvo lugar el pasado 23 de junio del 2019 mientras se limpiaba la vegetación de uno de los márgenes de una carretera construida hace unos veinte años, explicó entonces el director de Áreas Arqueológicas, Paleontológicas y de Patrimonio Subacuático del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), Marcos Labrada.

En una excavación estratigráfica dos días después hallaron casi completo el esqueleto que, según los análisis, perteneció a una integrante de la cultura caranqui, del período de Integración Tardío (1250-1300 aproximadamente d.C).

Este período, que se extiende en su totalidad del 500 d.C. a 1500 d.C., fue crucial para la consolidación del paisaje andino, con tecnificación de la agricultura, la expansión de población y centros urbanos, y el comienzo de una economía precaria basada en el trueque, quizás hasta la aparición de las primeras monedas o con rasgos de ellas.

La caranqui es una cultura que habitó en la parte norte de la sierra ecuatoriana, y que pudo extenderse en distintos momentos de su existencia por las actuales provincias del Carchi, Imbabura y el norte de la de Pichincha, cuya capital es Quito.

A su alrededor existe aún un gran debate histórico, pero los yacimientos apuntan a una cultura desarrollada que pudo haber alcanzado la madurez socioeconómica como para conformar algún tipo de organización por cacicazgo.

Según el INPC, en el entorno donde apareció el enterramiento hay cerca de medio centenar de sitios arqueológicos, una circunstancia que considera debe ser tomada en cuenta por las autoridades locales al momento de desarrollar proyectos de construcción, con base en estudios de impacto que incluyan el componente histórico-cultural.

De acuerdo al Municipio de Quito, el descubrimiento de la osamenta permite recopilar datos históricos sobre la temporalidad de los restos óseos, y conocer detalles sobre los minerales encontrados en el sitio, estableciendo una hipótesis sobre la presencia de comunidades indígenas que habitaron este lugar.

Apunta que en la actualidad, Perucho es la parroquia más pequeña de la zona norcentral del Distrito Metropolitano de Quito y posee una gran riqueza histórica.

En la época preincaica, toda la zona estuvo poblada por la etnia Pirucho, una de las más antiguas de la región y que dio origen a su nombre. En el lugar se han encontrado numerosas tolas que dan testimonio de la presencia de dicho grupo.

Durante la colonia, Perucho pasó a ser una encomienda muy extensa, que posteriormente se fragmentó en grandes latifundios.

Ya en los primeros años de la República, recuerda, Perucho estuvo conformado por otras parroquias que actualmente son independientes pero que continúan siendo parte del Distrito Metropolitano de Quito, como Puéllaro, San José de Minas, Atahualpa y Chavezpamba.

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