El eclecticismo marca la tendencia decorativa en la casona. Hay desde cuadros religiosos coloniales hasta máscaras de las fiestas de Pujilí. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Una colección de los sombreros indígenas que utilizan los compatriotas que residen en cuatro de los 10 cantones de la provincia de Chimborazo, es el punto focal en el diseño de una de las áreas de descanso de la Hacienda Abraspungo.
La decoración de esta hostería -emplazada en Riobamba– está inspirada en tres culturas del Ecuador: la aborigen, tanto de la Sierra como de la Amazonía; la española y la costeña prehispánica, representada por las culturas Chorrera, Valdivia y Guangala.
El restaurante es el espacio con más objetos decorativos que muestran la interculturalidad de la provincia, y la simbiosis cultural que surgió con el mestizaje. Cada pared está dedicada a una cultura distinta.
Una de las paredes más coloridas es la que contiene una muestra de 17 máscaras de las fiestas populares de Pujilí y de los pases del Niño en Riobamba. La pared contigua está decorada con figuras de mazapán, las cuales también representan a los personajes de estas festividades populares.
Ambas tradiciones surgieron después de la llegada de los colonos españoles y son una combinación de las creencias y tradiciones religiosas con elementos de la cosmovisión andina de los nativos.
En contraste, también se exhiben esculturas de arte religioso español. Entre tanto, en el ‘lobby’ de la hostería se muestran diferentes tipos de aciales. Estos objetos son una especie de látigos elaborados con piel de borrego y la extremidad inferior del animal. Son un símbolo de autoridad y, a su vez, herramientas de trabajo, por lo que los hombres los usan sobre el tradicional poncho.
“La idea es que los turistas extranjeros que visitan nuestra hostería puedan conocer un poco de la historia del país a través de la decoración. Además, los elementos andinos en el restaurante tienen relación con el menú de estilo novoandino que les ofrecemos”, cuenta Isabel Hurtado, gerenta de Abraspungo.
En otro espacio, una colección de mucawas de barro, una especie de cuencos utilizados en la Amazonía para beber chicha, son el centro de atención. Las 22 artesanías tienen figuras grabadas, como plantas, frutos, aves, entre otros, que representan las tradiciones y creencias de esa cultura.
Las artesanías de la Costa también forman parte de la experiencia visual que la hostería busca ofrecer a sus huéspedes. Ocho figuras de barro cocido que imitan a los ídolos de las culturas Chorrera, Valdivia y Guangala se muestran en su verdadera dimensión e impactan a los visitantes.
Los objetos, accesorios y mobiliarios utilizados en la decoración de la hostería fueron coleccionados por los propietarios de la hostería durante, al menos, unos 20 años. “Amamos la diversidad cultural del país y eso nos inspiró. Además, queremos difundir este atractivo con nuestros visitantes”, afirma Hurtado.