La base es un muro de piedra portante tipo molón, donde se distribuyen las áreas privadas como las alcobas y estudios. Foto: Cortesía Diez + Muller Arquitectos
La sola mención de una casa serrana típica trae atada un entorno campestre, con casas blancas, aire fresco y el verde presente en los cuatro costados.
Claro, la mente delinea un inmueble de piedra, ladrillo, madera y teja tradicional.
En la actualidad, a estos parámetros tradicionales y hasta ancestrales, los arquitectos le han sumado conceptos, materiales y sistemas contemporáneos, como el hormigón armado, el acero estructural, el vidrio templado..
Eso es, precisamente, lo que hicieron Gonzalo Diez y Felipe Muller, del taller Diez+Muller Arquitectos, con una vivienda de 550 m² de construcción ubicada en el valle de Los Chillos, cuya originalidad fue resaltada por portales importantes como Archdaily y ArcDesign.
Lo que se hizo, explica Diez, es fusionar elementos arquitectónicos y espaciales tradicionales (como son el patio, el muro, el pórtico y el talud) con conceptos espaciales modernos (como las plantas libres y el espacio continuo).
La ubicación es una de las bondades de la vivienda y aprovecha la forma del terreno. En un lote de 2 hectáreas y con una pendiente importante, se implantó la casa en la parte más alta para aprovechar las vistas privilegiadas, explica Muller.
La solución volumétrica es sui géneris, pues el ingreso es por la parte superior hasta el área social, de cocina y terraza; mientras las áreas más privadas y dormitorios van en la planta inferior.
La casa se estratifica en dos zonas: la base de piedra y la caja superior de vidrio.
La base es un muro de piedra portante (es el apoyo del inmueble en el suelo) tipo molón.
El arribo es mediante un puente de acero y vidrio que intersecta contra el muro de piedra. Abre el espacio a una gran nave de acero y vidrio que ocupan las áreas sociales. Sobre esta descansa una cubierta de teja tradicional de barro que refuerza la tipología.