Estas columnas muestran la deficiencia de los materiales utilizados en esta casa de Manta. Foto: EL COMERCIO
El concreto u hormigón es la mezcla de un material aglutinante (cemento), con otros que sirven para dar volumen y resistencia, llamados áridos (ripio, arena, polvo de piedra…) y agua, que vuelve maleable esta amalgama, explica el Eduardo Vallejo.
Según ‘Temas de hormigón armado’, de la Espe, de autoría de Marcelo Romo Proaño M.Sc., el cemento para hormigones estructurales debe ser Portland. Hay diversos tipos.
La dosificación correcta de un hormigón se establece en un laboratorio especializado, considerando factores de humedad de los materiales que serán empleados.
Para la dosificación de un hormigón, explica Vallejo, se consideran principalmente dos factores: el tipo de material y la granulometría de la arena y ripio; y el diseño mismo del hormigón, según la resistencia que se necesite (210 kg/cm², 240 kg/cm²…).
La importancia del agua en la elaboración de un hormigón es esencial. Así, para 1 m³ de hormigón normal se utilizan entre 7 y 8 sacos de cemento Portland puzolánico tipo I (de 50 kg c/u); 0,65 m³ de arena; 0,95 m³ de ripio; y 0,18 m³ o 180 litros de agua.
El manual de Holcim para obras pequeñas entrega una tabla que garantiza un hormigón consistente.
Primero, explica el manual, coloque la piedra en la máquina concretera. Luego agregue la mitad del agua y mezcle por 1 minuto. Es muy importante que la cantidad de agua sea la menor posible. Agregue el cemento. Luego ponga la arena, el resto de agua y mezcle por 3 minutos.
Antes de usar la concretera revise que esté limpia, pues si no los residuos pueden ‘contaminar’ la mezcla. Coloque los materiales en el menor tiempo posible y la herramienta siempre debe estar girando. El hormigón que se prepare siempre debe ser vibrado, explica Vallejo, pues de lo contrario la mezcla quedará porosa y con poca resistencia.