Emperatriz García cura las malas energías, malaire y estrés desde hace 40 años. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
En el mercado de San Francisco, las curanderas atienden a quienes buscan alivio para sus males. Los martes y los viernes son los días más concurridos.
Entre humo, hierbas y el anhelo de cambiar la suerte de las personas, las curanderas del mercado San Francisco, en el Centro Histórico de Quito, mantienen viva una tradición que se ha transmitido de generación en generación.
Hierbas como la ruda, la santa maría, la chilca o el eucalipto, junto al agua de colonia, son sus materiales de trabajo. Con ellos atienden a niños y adultos que acuden en busca de prosperidad en el trabajo, la salud o el amor.
Mercedes Correa tiene 72 años. Aprendió de su madre el ritual de las limpias. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
De sus madres y abuelas aprendieron el proceso de sanación, pero también adquirieron la capacidad de no absorber las malas energías, malaire o estrés, que son las principales dolencias de sus clientes.
Amparo Lugmaña evita absorber las malas energías de sus clientes poniéndose colonia y frotándose ruda. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
Estas fotografías muestran a las mujeres en los espacios donde desempeñan su peculiar tarea.
Blanca Ganchala recibe a la mayoría de sus clientes los martes, un día de buenas energías. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO