Hernán Guerrero repasa la música local a través de un libro

Hernán Guerrero cumple 25 años de trayectoria en el ámbito de la producción y gestión cultural en el Ecuador. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Hernán Guerrero cumple 25 años de trayectoria en el ámbito de la producción y gestión cultural en el Ecuador. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Hernán Guerrero cumple 25 años de trayectoria en el ámbito de la producción y gestión cultural en el Ecuador. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Hernán Guerrero acaba de publicar ‘Guerrero sonoro’. Un libro descrito como una crónica y reflexión sobre la música contemporánea ecuatoriana y, a la vez, una revisión histórica y crítica del proceso musical en el Ecuador.

El título hace referencia al nombre del autor, pero también a ese espíritu incansable de quienes han seguido el llamado de la música para convertirla en una forma de vida y una profesión. “Va dedicado a los músicos del país. Como un reconocimiento y elogio a su labor”, dice el autor.

A través de sus páginas, Guerrero aborda temas como la herencia musical, la poca o ninguna industria y mercado que hay en el país, el papel de los medios y plataformas de difusión, la política pública y la historia de algunas de las bandas más representativas de la escena musical contemporánea.

“Quería plasmar todo lo que he podido ver, escuchar y disfrutar”, dice el productor y gestor cultural, con 25 años de trayectoria. El mismo número de bandas de las que cuenta su historia, sobre y detrás de los escenarios. Agrupaciones que, según el autor, son parte de una selección personal y casi arbitraria, pero que a la vez llegan a tener sentido, en función de lo que su música ha significado en el contexto social y político de cada época.

Textos y música como los de Sal y Mileto o Jaime Guevara, dispuestos a denunciar todo tipo de abusos y excesos o los versos casi poéticos de Mamá Vudú, Mariela Condo o Can Can. Una pequeña muestra de los cientos de músicos y bandas que aparecen enlistados en las primeras páginas del libro objeto, cuya portada es un trabajo del músico y diseñador Roger Icaza.

Pero Guerrero también se muestra crítico con “los artistas que le dan la espalda a un contexto social”, refiriéndose al vacío discursivo y creativo de ciertos proyectos con aspiraciones de ‘mainstream’, en un mercado cada vez más global. También reflexiona sobre el papel de los medios de comunicación y del Estado en el desarrollo de una industria musical que no existe en el país, según afirma el autor.

El proyecto editorial empezó hace unos cinco años, a partir de una serie de apuntes sobre las bandas y la música ecuatoriana. “Editar un libro es parecido a producir un disco, pero con otro tipo de problemas”, asegura. Al igual que la música ecuatoriana independiente, la obra de Guerrero es un arriesgado pero necesario trabajo de autogestión, que se publica bajo su propio sello editorial: Ecuasónika.

La trayectoria de Guerrero en la gestión cultural nació de la curiosidad y del interés por la música que le causó el sonido mestizo de Promesas Temporales. Una banda de rock progresivo fundada en los años 80 y que definiría el campo profesional de un melómano, nutrido con los sonidos de The Beatles, Pink Floyd, Violeta Parra, Miles Davis, Gardel, Ray Charles, entre otros.

Todo ese conocimiento, más las propias experiencias son parte del primero de tres volúmenes, que está disponible desde el pasado 23 de noviembre en librerías, cuyo diseño y presentación lo convierten en un objeto de colección.

Suplementos digitales