Es raro encontrar mesas libres en cualquiera de los locales de Vaco y Vaca en Quito, sobre todo en las horas de almuerzo, lo que pone en evidencia la popularidad del negocio entre los habitantes de la capital. Los clientes suelen formar largas filas de entrada y están dispuestos a esperar los minutos que sean necesarios.
El día de la visita, a la sucursal ubicada en el Quicentro (norte), aunque hay gran afluencia de comensales quedan una cuantas mesas para ocupar. De la cocina, a plena vista de los clientes, salen milanesas, chuletas, lomos, sándcuhes…
Vaco y Vaca nació como una cafetería hace 30 años, de hecho fue una de las primeras del tipo en la ciudad. De esta manera, se dio a conocer por sus variedades de sánduches, los mismos que siguen siendo altamente solicitados en la actualidad. De a poco, son sus hamburguesas las que han empezado a ganar notoriedad.
Como por su comida, el negocio destaca por el buen servicio que ofrece, señala el administrador del local Daniel Granda. Además, acota que todo el personal que trabaja en el área de la cocina le ‘pone corazón’ a todo lo que hace.
Un sábado, día de alta demanda, se llegan a preparar cerca de 34 hamburguesas en Vaco y Vaca. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Las siete variedades de hamburguesas tienen su espacio en la carta entre todos los suculentos platos que se preparan en Vaco y Vaca. Hay de sencillas, especiales, completas, con guacamole y las favoritas de la clientela, las OMG (Oh my God) en sus versiones simples y dobles.
Como se indica en el menú cada medallón de carne tiene 120 gramos de carne. La proteína se procesa en el centro de producción, menciona Granda. Allí la muelen y la alistan. Los pedidos de insumo llegan todas las mañanas a las sucursales, así todo se mantiene fresco.
Cada mañana después de llegados los productos el administrador de cada local realiza pruebas de calidad de los platos, dice Granda, esto para asegurar los estándares de sabor. De igual forma, se aseguran de comprarles los ingredientes solo a proveedores de la más alta calidad.
Otro punto a favor que tiene el negocio es la rapidez. Se ordena y no hay que esperar en exceso hasta que el anhelado platillo aterrice en la mesa. Las hamburguesas elegidas para la degustación llegan y lucen apetitosas. De primera, el chef Pablo Cruz resalta su cuidada presentación, tienen porte.
El grosor de la carne es signo de que se trata de una hamburguesa tipo ‘diner’ estadounidense. Visualmente pasa un tanto desapercibida entre el resto de abundantes guarniciones. Al parecer del experto, a la carne- que se cocina a la plancha- le hizo falta un poco de jugosidad, efecto quizás de la ausencia de grasas al momento del procesamiento.
Por otra parte, el pan resultó ideal: buena textura, sabor agradable y tostado a la perfección. El manejo del pan también diferencia a Vaco y Vaca según Granda. Al momento de tostarlo en la plancha tienen claro cuáles son las temperaturas adecuadas. Asimismo, el guacamole de una de las combinaciones de hamburguesas tenía buena sazón y su gusto se sentía natural, determina el chef.
Precios: USD 3,99- USD 7,99
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