Violencia armada, obstáculo para el desarrollo de las ciudades

Foto: Gabriela Coba / EL COMERCIO

Durante la conferencia Hábitat III, realizada del 17 al 20 de octubre en Quito, se trataron varias temáticas para construir la metrópoli del futuro. Pero, ¿Cómo pensar en nuevas ciudades si hoy en día existen pueblos en ruinas a causa de la guerra? Este dilema fue planteado por la Cruz Roja durante el evento.
Yves Daccord, director general del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), dijo que se debe pensar en la ejecución de nuevas ciudades, pero sin descuidar las actuales . “Es bueno soñar, muy bueno, pero también es bueno ser realista. Sabemos que la migración no va a parar, existen epidemias, desastres naturales y hay que estar preparados”.
De acuerdo a la organización humanitaria la violencia es una de las principales causa de retroceso de los pueblos. En estas situaciones se genera distribución inequitativa de los recursos, falta de inversión, poca educación y aumento del desempleo. “Queremos que las personas entiendan la complejidad de la guerra. Los gobernantes y alcaldes deben entender que las condiciones en una guerra son complejas”, dice Daccord.
A raíz de las guerras, las ciudades cambian, a causa de los desplazamientos se forman nuevas urbes. Un ejemplo de ello es una pequeña aldea del norte de Nigeria, según el CICR recientemente aumentó en veinte veces su población en el plazo de tres días, dada la afluencia de personas que buscaban seguridad.
Violaciones a derechos y migración, problemas de las urbes actuales
Actualmente uno de los mayores efectos de la violencia armada es la migración. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados 59,5 millones de personas se movilizaron a causa de la guerra en el 2014.
Sin embargo, el mayor problema que se ha visto en estos años es la falta de acogida de los países a quienes huyen de su nación. Varias naciones de Europa han creado leyes para limitar el acceso y la cantidad de refugiados.
Ante este fenómeno Daccord invita a “Informar a la gente y permitir que exista una cercanía para entender el problema del otro, que existan programas de acogida. Se recomienda a los gobiernos locales no ubicar grandes cantidades de personas en un mismo lugar, sino por ejemplo poner 10 en un sector, 20 en otro, porque para la comunidad es más fácil integrar a los migrantes”.
Además, dice que las autoridades y organizaciones no deben solo enfocarse en los migrantes, sino también en la comunidad que acoge, porque sino ellos van a preguntarse por qué solo los migrantes son ayudados. “Esto lo deben entender los gobiernos, es por ello que deben mejorar los servicios para todos. Si se hace esto las personas se vuelven más abiertas a recibir otros”.
Otro de los problemas que se evidencian durante los conflictos armados es el ataque a hospitales, personal humanitario y ambulancias. Todos estos actos son considerados violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH), tal como se afirma en el párrafo 30 de la Nueva Agenda Urbana. Los ataques a estas entidades y personas agravan las condiciones, por lo que aumentan el número de muertos y heridos.
Es por ello que el CICR pide constantemente, y lo hizo durante Hábitat III, a todas las partes en conflicto a que respeten el DIH en las guerras de la actualidad, que cada vez más se libran en ciudades. Esperanza Martínez, jefe de los Programas de Salud del CICR, manifestó “Un conflicto armado no está sin reglas, hay reglas que protegen a los civiles, que protegen a los heridos, que protegen a los enfermos”.
Servicios básicos, sinónimo de ciudades fuertes
Martínez dice que el reto inmediato de la Nueva Agenda Urbana es lograr que las ciudades de hoy sean más resilientes a los conflictos armados, los desastres y la violencia. Esto se logra solo a través del acceso a servicios básicos. “Una ciudad verdaderamente resiliente es una ciudad que sigue funcionando en los malos momentos del mismo modo que lo hace en los buenos”, expresa.
Para garantizar la estabilidad de las urbes durante un conflicto armado o desastre natural se debe trabajar no solo en promover salud, sino en saneamiento ambiental e infraestructura. Para ello el esfuerzo de las organizaciones debe estar acompañado de la colaboración de los gobiernos y ciudadanos. Angela Gussing, directora regional para América del CICR plantea: “Nuestro mensaje a las ciudades es que siempre garanticen los servicios básicos como agua o educación. Se deben construir ciudades resilientes, con eficiencias, que consigan mantener la provisión de servicios a su población en tiempos difíciles, ya sean desastres o conflictos”.