Están en el trabajo, la escuela o incluso en la misma calle del vecindario. Se caracterizan por ser problemáticos y empeñarse en hacer todo lo posible para que la gente a su alrededor la pase mal. El psicólogo Bernardo Stamateas los llama gente tóxica, precisamente porque contaminan el ambiente.
Generalmente son líderes, pero manipuladores que tienen la capacidad de influir en las personas, a tal punto que incluso pueden convertirse en una barrera de desarrollo personal o profesional de sus compañeros.
Stamateas, en su libro Gente Tóxica, dice que para escapar de su influencia se debe tejer un entorno amigable. Eso implica relacionarse más con la gente que no es tóxica y promover actividades con objetivos comunes.
Además –agrega– es frecuente que una persona se obsesione con un comentario, una llamada de atención o una culpa de las personas tóxicas. En esos casos es importante enfrentar los errores que se pueden cometer y no guardar silencio frente a escenas de maltrato verbal o palabras hirientes.
“Sé inteligente, permanece alerta: cuando alguien prospera, mejora, avanza, siempre habrá alguien que estará mirando y envidiando su posición”, reza en su libro.
Retrato de una persona con mala actitud. Foto: Freeimages.com / danisman
¿Cómo identificar a la gente tóxica?
Se caracterizan por cumplir ciertos parámetros como la lista de palabras a continuación:
– Envidioso
– Descalificador
– Agresor
– Grosero
– Ofensivo
– Falso
– Chismoso
– Manipulador
– Quejoso
– Orgulloso
– Autoritario
– Neurótico