El Puerto Principal apuesta a grandes eventos para ubicarse en el radar como ciudad destino para negocios, entretenimiento y diversión. Foto: Wladimir Torres y Mario Faustos/EL COMERCIO
Alguien escribió en una página de Facebook: ‘¿Por qué dicen que no pasa nada en Guayaquil?’ Pasa, y mucho. Es una ciudad de eventos que parecen reposicionarla en la brújula.
El Funka Fest puso en el mismo escenario al grupo mexicano Plastilina Mosh y a la agrupación argentina Babasónicos. Raíces, el festival gastronómico, espera reunir a 70 000 visitantes hasta el domingo 24 de julio de 2016.
Por primera vez, en agosto, el Comic Con Ecuador juntará al mundo de los cómics, cosplayers, series, videojuegos y programas de televisión de EE.UU. La Feria Internacional del Libro, en septiembre, traerá a John Maxwell Coetzee, Nobel 2003.
Y en el 2017 será la sede del Congreso Mundial de Orquídeas y del World Travel Market…Guayaquil construye así una marca que va más allá del imaginario cotidiano.
Busca trascender las fronteras de la infraestructura física, que comenzó con un proyecto de regeneración urbana hace dos décadas.
Detrás hay esfuerzos por instalarse en el radar como una ciudad destino para negocios, entretenimiento y diversión. ‘Destination Guayaquil, Business and Enjoyment’ será la marca anzuelo para un relanzamiento.
Los megaproyectos han adquirido una dimensión humana de bienestar y afecto al terruño, contagioso incluso a sus visitantes. El urbanista Felipe Huerta Llona dice que la recreación, el ocio, el esparcimiento, la movilidad temporal entre espacios son fundamentales para el hombre, y la ciudad ofrece esas posibilidades.
El caso de la noria La Perla, que se está montando en el Malecón 2000, “no es dar vueltas tontamente”. Es la posibilidad de percibir un amplio fragmento urbano y el entorno natural del delta del Guayas, que crea cierta carga emocional.
El paseante guardará una emoción parecida a haberse transportado en el río, lo mismo que navegar en un yate o en el galeón o remar en el Salado.
Detrás de un evento de negocios la ciudad tiene todos los atractivos turísticos para entretener, para divertirse, para comer, para la cultura.
Esa es la premisa que trabaja la Empresa Pública Municipal de Turismo, que dirige Gloria Gallardo. En ese camino, las alianzas estratégicas con los gestores ha sido clave para hacer realidad cada evento.
Los gestores del Funka Fest creen que la cita mostró una ciudad más cosmopolita: reunió artes visuales, música, teatro, durante tres días de junio de 2016.
Para Catalina Reyes, una de los tres gestores, fue la posibilidad de profesionalizar la actividad artística, una alternativa para que la gente acceda al arte y como un catalizador de la crisis que tenemos.
El evento ‘funkó’, pues vendió 3 700 entradas. En el Palacio de Cristal además se movieron unos 951 artistas y organizadores que no pagaron entradas.
El 11,35% de los visitantes llegaron de Quito, Loja, Cuenca, Perú y Colombia. Cada año será una oportunidad para que la movida cultural en Guayaquil crezca y se analiza replantear las fechas.
A inicios de julio, mes de celebración de los 481 años de fundación, la ciudad recibió una noticia: Destino Líder de Viajes de Negocios de Sudamérica 2016, otorgado por la World Travel Awards.
Holbach Muñetón, presidente de la Cámara de Turismo del Guayas y de la Federación Nacional de Cámaras, dice que hace unos 15 años había aspirado a que Guayaquil se convirtiera en un destino de negocios.
Pero fue a raíz de la creación del Buró de Convenciones, en el 2015, que se impulsó ese ideal. Actualmente ya es el primer destino del país.
El 2015 llegaron 2,2 millones de turistas, 1,7 millones de ellos extranjeros, según el Observatorio Turístico. Mientras en Ecuador el promedio de estadía del visitante es de 1,4 días, en Guayaquil es 3,7 días, dice Muñetón. “Ya no es una ciudad de paso”.
La ciudad de negocios está atada a una tradición histórica junto al río Guayas, de comercio, de intercambio de mercancías. “Somos los fenicios de Ecuador”, pero hay que rediseñar el imaginario cultural de Guayaquil.
Eso cree Douglas Dreher, un arquitecto urbanista que lleva trabajando más de 20 años en la Fundación Malecón 2000 que ha levantado la regeneración urbana.
Dreher considera que ya estamos en un segundo momento y que falta una visión para la educación como eje importante de desarrollo, que complemente “lo que somos”.
Alimentar la cultura de los ciudadanos, crear teatros experimentales para la lectura, con redes multimedia para sectores marginales. “No podemos estar en nuestros guetos y voltear la cara al deterioro social que ocurre”.
El urbanista Freddy Olmedo, exdirector de los programas culturales del MAAC, cree que “la ciudad da pauta de la ciudad que queremos”.
El hecho de que haya ganado el reconocimiento de turismo de negocios muestra su vocación. Pero cree que eso debe llegar acompañado de una propuesta urbana que debería concretarse en la consolidación de la ciudad con “un centro vivo”. La gente debe volver a vivir en el centro para que desde ahí se impulse la regeneración cultural.