Imágenes de los daños ocasionados a la figura de El Colobrí, en las líneas de Nazca. Foto: EFE
La justicia peruana pidió el jueves (26 de febrero de 2015) la extradición del argentino Mauro Nicolás Fernández, el activista de la ONG Greenpeace al que considera autor del atentado contra los milenarios geoglifos de Nazca (sur) en diciembre de 2014.
“Se declara procedente la solicitud de extradición activa (…) dirigida a las autoridades judiciales de Argentina, respecto al ciudadano argentino Mauro Nicolás Fernández, en el proceso que se le sigue como autor del delito contra el patrimonio cultural, en la modalidad de atentando contra monumentos arqueológicos”, según un documento de la Corte Suprema de Justicia entregado a la prensa.
El cuadernillo con el pedido de extradición de Fernández será remitido al ministerio de Justicia para que sea trasladado a las autoridades judiciales de Argentina, donde actualmente se encuentra el activista de Greenpeace.
Hasta el momento sólo existía una orden judicial de prisión preventiva contra él. En enero, Fernández dijo a la prensa limeña que el arqueólogo austríaco y también activista de Greenpeace en Alemania Wolfgang Sadik fue el responsable de la acción en Nazca.
Daño irreparable
El caso se relaciona con uno de los mayores atentados contra el patrimonio cultural peruano: el ingreso ilegal de 12 activistas de esta ONG ambientalista a un área de 40m2 donde está el geoglifo del colibrí, en donde se colocaron 45 trozos de tela amarilla con el mensaje: “Time for Change! The future is renewable, Greenpeace” (¡Tiempo de cambio! El futuro es renovable).
Los hechos ocurrieron cuando se celebraba en Lima la Conferencia de la ONU sobre el clima.
Las líneas de Nazca son geoglifos de más de 2 000 años de antigüedad con figuras geométricas y de animales que sólo pueden ser apreciadas desde el cielo. Su real significado es un enigma: algunos investigadores las consideran un observatorio astronómico. Otros, un calendario.
Según la resolución de la Corte Suprema, Fernández, en compañía de otros activistas de Greenpeace, ingresaron sin autorización al monumento arqueológico Líneas de Nazca y geoglifos de Nazca, 460 km al sur de Lima, y removieron la superficie, formando dos acumulaciones de piedras
. Esto produjo “un daño irreversible e irrecuperable de dicha área”, señala documento. La justicia dice que existen elementos que prueban su participación en el atentando contra las milenarias líneas, como un video de un canal peruano en donde se le identifica incluso con su nombre.
Responsabilidad civil
Aún está por resolverse un pedido de la fiscalía de Nazca de prisión preventiva contra dos periodistas que estuvieron con los activistas. La jueza encargada del proceso contra Greenpeace aún no determina la fecha para responder a esa solicitud.
Los dos periodistas denunciados son el fotógrafo argentino y premio Pulitzer Rodrigo Abd, de la agencia Associated Press, y el camarógrafo colombiano de la agencia Reuters Herbert Villarraga, quienes cubrían la actividad.
La ministra de Cultura de Perú, Diana Álvarez Calderón, informó en enero que se había denunciado civilmente a Greenpeace y se buscará que la organización pague una indemnización por los daños causados.
En diciembre, el director de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, llegó a Perú para declarar en la fiscalía de la ciudad de Nasca sobre los daños causados al patrimonio cultural. Fue recibido con abucheos y gritos de algunos pobladores.
A su salida de la fiscalía, el dirigente fue protegido por un cordón policial. Naidoo guardó silencio sobre la entrevista con la fiscal Begazo, que lo interrogó por más de tres horas, según informó la prensa local.